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Actualizado: 16 de mayo de 2025


A la mañana siguiente, cuando Lucía fue a despertar a Pilar, retrocedió tres pasos sin querer. Tenía la anémica la cabeza enterrada de un lado en las almohadas, y dormía con sueño inquieto y desigual; en las orejas, pálidas como la cera, resplandecían aún los solitarios, contrastando su blancura nítida con los matices terrosos de las mejillas y cuello.

Cardenio, como ya sabía la historia del mozo, preguntó a los que llevarle querían que qué les movía a querer llevar contra su voluntad aquel muchacho. -Muévenos -respondió uno de los cuatro- dar la vida a su padre, que por la ausencia deste caballero queda a peligro de perderla.

La nacion de los Cayuvavas, convertida totalmente al cristianismo, se halla reunida al presente en la mision de Exaltacion. En 1830 el total de su poblacion llegaba á dosmil sesenta individuos . Francos y leales los Cayuvavas, se hacen querer de todos los que se relacionan con ellos.

Aquiles era el más valiente de todos los reyes griegos, y hombre amable y culto, que cantaba en la lira las historias de los héroes, y se hacía querer de las mismas esclavas que le tocaban de botín cuando se repartían los prisioneros después de sus victorias.

«¡Qué mujer! pensaba el infeliz a cualquier hora, en cualquier parte . ¡Quién había de imaginar que había mujeres así! ¡Oh!... todo esto es el arte... sólo una artista puede querer en esta forma tan.... deliciosamente exagerada».

En una de las salidas que los de la plaza intentaban Zuazola cayó prisionero; y Bolívar propuso inmediatamente su cange con Jalon, propuesta que fué rechazada por Monteverde, quien persistia en su conducta de no querer tratar con los enemigos.

Mi marido nació para cursi y morirá en olor de santidad». Esto no quitaba que le envidiase, pues iba viendo los sinsabores que trae y lo caro que cuesta el no querer ser cursi. La infeliz estaba rodeada de peligros, llena de zozobras y remordimientos, mientras su esposo dormía tranquilo al lado del abismo. Dormía como si tuviera muy lejos la vergüenza que tan próxima estaba realmente.

Pero, ¡bobito! ¡Si te calé desde el primer momento! ¡Si adivinaba el querer que me tenías y estaba muy alegre! Pero mi obligasión era disimulá. Una mocita no debe meterse por los ojos pa que le digan «te quiero». Eso no es decente.

Eso saltó misia Casilda, siempre he dicho yo que eres lo mejorcito de esa familia; sólo que te dió por no querer trabajar... ¡y ahí tienes! Agapo se encogió de hombros.

Vete a la hacienda, ya verás. Luego que el señor Fernández te conozca te ha de querer mucho, mucho, porque te lo mereces todo. Me das lástima; ¡da lástima que vayas a servir en casa ajena! Yo siempre le pedí a Dios que te librara de eso... pero, ya lo ves, ¡no hay remedio! El dispone otra cosa. Y esto me lo decía impulsándome a salir, y abriendo la puerta.

Palabra del Dia

commiserit

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