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¿Por qué no vienen nuestras mujeres? Tienen una visita, y la cortesía más elemental exige que salgan. Probablemente estarán vistiéndose. ¡Qué coquetas son! Lo lógico sería que no se emperejilasen mucho para sus antiguos maridos, y, sin embargo... ¡No, no comprenderé nunca la psicología femenina! EL GRUESO ROMANO. ¡Cielos, qué sed tengo!

Sin embargo, él se lisonjea de poder reducirle á polvo, manifestando que este principal apoyo de la psicología racional, es un cimiento falso, y que por consiguiente todo el edificio de esta ciencia se halla fundado en el aire.

No murió tu esplendor, y en la noche del hoy aún eres tea que camina en la nada del misterio del alma femenina, un fantasma esparcido en su psicología tenue y fina, aroma desprendido del dolor de un poeta, que te dejó al morir, para que en la carrera empuñases muy alto su bandera y llegases por él hasta la meta antes de sucumbir.

Ese tipo lo encontró en su propia familia. Damo, su hija, llegó a ser su discípulo más ardiente; y la consagró a los dioses por un voto de virginidad perpetua, le confió todos los secretos de su psicología y se dice que le dejó sus escritos, haciéndole prometer que no los publicaría jamás.

Abranse por do quiera los tratados de psicología, y se verá que si bien se emplea la idea general de substancia, no se hace uso de ella sin legitimarlo con un hecho de experiencia; no se infiere de la categoría pura de la substancia que el alma sea substancia: sino que establecida la idea de substancia como un tipo general, se escudriña el fondo de la conciencia para ver si allí se encuentra algo á que dicho tipo se pueda aplicar.

Hay hombres un poco cegatos en materia de psicología femenina, para los cuales no basta que la mujer rehuya con discreción sus insinuaciones. Su falta de percepción es disculpable y justifica el empecinamiento. En este caso se impone el «no» desde el primer instante, pues al que no entiende de razones con los ojos, necesario es hacer que las entienda por medio de los oídos.

No la estamparía en estas memorias si no me hubieran dicho personas que lo entienden que con ciertas confesiones de nuestras flaquezas gana mucho el estudio de la psicología. Aunque poeta lírico, profeso a la ciencia un respeto profundísimo, que las cuchufletas de Collantes y demás amigos dramáticos no han logrado entibiar.

Pues la psicología de estas mujeres podría acaso servir para explicar la de ese alemán que con una rosa entre las páginas de un libro de versos se iba, tiernamente, a arrojar bombas de cuarenta kilos sobre los tejados de París... Ahora, mientras Alemania se desmorona, Berlín arde en fiestas. ¿Depravación? Nada de eso.

Con estas medidas, en treinta años está difundido el castellano entre los niños." La gente filipina Ahora veamos qué clase de gente es la filipina. Es esencial reconocer la psicología de la comunidad.

Suele, en su presunción de psicólogo, hacer análisis que no están en la persona analizada, sino en él mismo. Ha leído algunas novelas modernas, probablemente de Bourget, que se ha ocupado mucho de psicología femenina, con sutilezas generalmente exentas de verdad y de sencillez.