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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Además, miss Margaret estaba allí, arrodillada en la palma de su mano, tendiendo los brazos en actitud implorante, y no es correcto que un gentleman se deje rogar por una señorita que pide protección, y más si esta señorita es su novia. Miró hacia el puerto, que dominaba en gran parte con su vista. Luego volvió los ojos hacia la cumbre de la colina ocupada por la Galería de la Industria.
Veía agitarse á Momaren como una potencia irresistible que suprimiría todo movimiento de piedad en favor del gigante. ¿Por qué permanecer al lado del caído sin hacer nada? El gobierno tenía enemigos y el Padre de los Maestros también. Cuando todos perseguían al Hombre-Montaña, era conveniente buscar una nueva protección, explotando los rencores que separaban á unos de otros.
I de la protección dada á los judíos por este monarca nació la fábula indecente de los amores que le atribuyen con una hermosa hebrea, llamada Raquel, los cuales fueron el escándalo de España.
Los editores no podían obtener ganancias importantes, porque su derecho de propiedad carecía de la protección necesaria, teniendo cada reino de la monarquía española leyes y privilegios especiales, de suerte que, un libro publicado en Castilla, se reimprimía impunemente en Aragón, Navarra, Portugal, Nápoles y los Países-Bajos.
Usted es quien ha sacado a esa joven de aquella honesta casa, morada augusta de los buenos principios; usted quien la ha quitado de la protección y amparo de doña María, cuya santidad y nobleza engrandecen cuanto a su alcance se halla. ¿Con que es una gran bellaquería? repitió lord Gray burlonamente . Eso quiere decir que soy un gran bellaco.
CUESTA. Lo más delicado será que lo entienda sin decírmelo, y que acepte mi protección sin darme las gracias. Juntos van el deber mío y el derecho de usted.
Hasta en aquel deplorable accidente se manifestó la decidida protección que el cielo dispensaba al cortesano de 1815, apartándole de todos los peligros y allanándole los caminos todos para que llegase a donde sin duda alguna debía llegar. Por esto decía Don Rodriguín: Divisum cum Jove imperium Pipao habet.
Las elegancias cortesanas, los primores del estilo, la atildada compostura, que para ganar la protección de la Corte se requerían, están aquí de sobra.
En el acto de usted vi la espiritualidad más pura. PANTOJA. Sí: cuando su desgraciada prima de usted entró en aquella casa, mi protección no sólo fue más positiva, sino más espiritual. Nunca vi a Eleuteria después de convertida, pues de nadie, ni aun de mí mismo, se dejaba ver.
¡Dios mío! señorita le dije, me atrevo á esperar que excusará usted una broma escapada al correr de la conversación... ¡Una broma! exclamó la señorita de Porhoet. La materia en efecto se presta mucho á la broma. ¿Y cómo llaman, señor, en este siglo las bromas que se dirigen valientemente á una mujer anciana y sin protección y que no se dirigirían seguramente á un hombre?
Palabra del Dia
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