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Actualizado: 9 de junio de 2025


Ferragut llegó á creer que no doblarían nunca el cabo, quedando para siempre en plena tempestad, lo mismo que el navío errante y maldito de la leyenda. El capitán, un salvaje del mar, taciturno y supersticioso, mostraba el puño al promontorio, maldiciéndolo como á una divinidad infernal. Estaba convencido de que no conseguiría doblarlo hasta que lo ablandase con un tributo humano.

Mientras concluyes de vestirte voy á ver si falta aún algo. El duque bajó á obscuras y abrió la puerta. Entre la sombra vió un enorme coche de camino, y detrás un carro. La zaga del coche era un promontorio. ¿Qué es esto, Díaz? dijo. He concluído en menos de una hora.

Detras de la bateria está la pequeña ciudad de Montevideo, la cual ocupa toda la parte de un promontorio que forma la oriental de la bahia.

En el verano, la vista del Mediterráneo terso y brillante les hacía recordar los peligros del invierno. Hablaban con un terror religioso del viento de tierra, el viento de los Pirineos, la «tramontana», que arrancaba edificios de cuajo y había volcado en la estación próxima trenes enteros. Además, al otro lado del promontorio empezaba el temible golfo del León.

Contempla una brecha del horizonte, entre los Alpes y el promontorio de Mónaco, por donde acaba de ocultarse el sol. Sobre el espacio rojizo brilla una estrella que tiene las facetas y la luz de una piedra preciosa. Lubimoff piensa en los abuelos de la poesía que la cantaron hace tres mil años. Homero la llamaba Kalistos.

Desencadenábase sobre al llegar á los viñedos de Saint-Georges, y á la landa del promontorio que trepaba primero, y aumentaba su fuerza en la gran playa circular de Royan que yo seguía. A pesar de estar en el mes de octubre, la landa conservaba sus perfumes agrestes, que á cada instante me parecían más penetrantes.

Si uno quiere desviarse un tanto del anglicismo insípido y de la vulgaridad con pretensiones de positivismo, en fin, de las tontas alegrías tan tristes, que vaya á posarse sobre las rocas de la bahía de Douarnenez, en el promontorio de Penmark; ó, si la brisa sopla con demasiada violencia, que se embarque en las islas bajas del Morbihan: el mar arrastra hacia ellas una tibia onda que ni siquiera se siente.

Entreteníame en ver el mar, en una línea de un cuarto de legua, asaltando mi roca, redondear la verde melena de su dilatada onda y empujarla como á la carrera. Azotaba con fuerza, haciendo retemblar el promontorio: tenía el trueno bajo mis plantas. Mas, esa regularidad se desmintió de repente.

¡Todas! ¡Nunca esta palabra tuvo sonido tan triste y pavoroso! Todas; es decir, todas las lanchas de altura estaban en la mar, y sólo tres habían vuelto al puerto. Corriendo aquellos minutos, que parecían siglos, vióse otra, y luego la quinta, rebasando del promontorio de San Martín. Cada una de ellas fué saludada con un rumor que no puede pintarse con palabras ni con sonidos.

Pero todo cambia en la naturaleza, y hay casa, hay sendero que no tuvieron nada que temer en otro tiempo y hoy corren riesgo, por haber desaparecido el ángulo de un promontorio, por haberse modificado la dirección del escurridero del alud, por haber cedido á la presión de las nieves la orilla protectora de un bosque, pues todas esas causas pueden inutilizar las precauciones del montañés.

Palabra del Dia

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