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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Siempre preferiré a unos cuantos belitres como sus agregados de embajada, príncipes del turf o reyes del cotillón, uno de esos reyes del petróleo de los que se ríen en Francia, pero cuya iniciativa, cuya actividad y cuya inteligencia alimentan millares de existencias, o un general viejo, como el príncipe de San Remo, que ha arriesgado veinte veces la suya. Pero es muy feo, señorita.
La elección de reyes, príncipes y emperadores la dejaron hasta conocer toda la partida que requiriese el argumento. En esta clase de espectáculos no visten y costean los trajes de las actrices sus familias y sí las que designa la junta, quien tiene un especial cuidado en dar de vestir á las casas más pudientes del pueblo.
Partió Berenguer Estañol juntamente con ellos con sus galeras para Athenas, donde fué bien recibido, por verse ya los Catalanes, y Aragoneses debajo de la proteccion de sus Príncipes naturales, y hubieranlo procurado antes, si Rocafort por sus particulares intereses no impidiera estos tan honrados pensamientos.
Veía detenerse un soberbio carruaje en la puerta del huerto; una hermosa señora la llamaba. «¡Hija mía... por fin te encuentro!», ni más ni menos que en la leyenda; después los trajes magníficos; un palacio por casa, y al final, como no hay príncipes disponibles a todas horas para casarse, contentábase modestamente con hacer su marido al señorito.
Cuando el bautismo de los príncipes que nacian fuera de Zaragoza se retardaba para celebrarlo en la Seo, muy natural es creer que los que nacian en la capital no fuesen bautizados en otra parte. En 4 de setiembre de 1498 D. Fr.
7 Y viendo esto los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros, y sobre nuestro dios Dagón. 8 Enviaron, pues, a juntar a sí todos los príncipes de los filisteos, y dijeron: ¿Qué haremos del arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel.
21 Y respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto a la higuera; mas si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. 23 Y como vino al Templo, se llegaron a él cuando estaba enseñando, los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te dio esta autoridad?
Si se hablaba de la cuestión de Oriente, él había estado en los principados de la Moldavia y la Valaquia, hoy Rumania, construyendo unos ferrocarriles, y contaba anécdotas más o menos interesantes, describía el carácter de los príncipes rusos con quienes había tratado familiarmente y las costumbres feudales de aquellos países.
65 Y decían otras muchas cosas blasfemándole. 66 Y cuando fue de día, se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y le trajeron a su concilio, 67 diciendo: ¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeríais; 68 y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis;
-Así es como vuestra merced dice, señor canónigo -dijo el cura-, y por esta causa son más dignos de reprehensión los que hasta aquí han compuesto semejantes libros sin tener advertencia a ningún buen discurso, ni al arte y reglas por donde pudieran guiarse y hacerse famosos en prosa, como lo son en verso los dos príncipes de la poesía griega y latina.
Palabra del Dia
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