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Actualizado: 9 de mayo de 2025
El lector conocerá que D. Marcelino, sin advertirlo siquiera, piensa en la escena del pasaporte; el rudo atras del granadero, el grito del centinela, paisano, la capa, la descortesia de los esbirros y del oficial, han bastado para introducir en sus ideas políticas una reforma de alguna consideracion. Desgraciadamente el oficial de la policía habia llevado muy léjos sus sospechas.
Lea se va á Londres con el nombre de Juana; nadie la conoce y puede tomar pasaje para América. Mientras, los agentes de policía, los magistrados y toda la cuadrilla judicial se da de calabazadas para desembrollar el lío que les hemos dejado entre las manos.
Imaginé que sería mejor esperar a que se detuviese a la puerta del convento y, al tiempo de apearse, impedir la entrada en él y dar un escándalo, reunir gente en torno de nosotros y llamar la atención de la Policía. Así que el coche salió de la calle de Alemanes, como hay mayor espacio, se puso al galope y le vi alejarse con dolor. Pero no me desanimé.
Quizá les esperaba el destierro, quizá la cárcel, quizá... ¡Oh! Las damas se estremecían de furor y de espanto, hablando todas a un tiempo, confortando a la víctima con sus consejos y dándose todas al diablo allá en sus adentros, porque era a Currita y no a ellas a quien había tocado la suerte de hacerse sospechosa a la policía y llegar al apogeo de la celebridad de un solo salto.
Quedarse aquí vosotros, hasta que la policía venga; avisaré. ¡Qué desgracia, ajo, qué desgracia! Desapareció y el cuerpo de Quilito quedó allí, frente al río, que murmuraba su letanía indiferente, y entre los dos desconocidos, que fumaban, en silencio...
Enfermo y sin un oficio para ganarse la vida, imposibilitado de pedir trabajo en las imprentas, porque su nombre tenía cierta aureola que aterraba a los patronos, Gabriel cayó en la miseria, sin que le bastasen los auxilios con que le socorrían los compañeros. Fue de un extremo a otro de la Península, mendigando entre los suyos y ocultándose de la policía. Su ánimo decayó.
Y abandonó París, de noche, con gran misterio, porque todos sus pasos eran espiados y temía que si adivinaban el objeto de su viaje le impidieran la marcha. Momentos antes escribió una carta a Judit diciéndole tan sólo que la dejaba por algunos días; pero esta carta, a pesar de ser insignificante, fue interceptada y no llegó a su destino. El prefecto de policía estaba a las órdenes de monseñor.
Cuando ha afirmado bien la plaza y habituado a la guarnición improvisada a pelear diariamente, como si fuera ésta una ocupación como cualquiera otra de la vida, vase al Brasil, se detiene en la Corte más tiempo que el que sus parciales desearan, y cuando Rosas esperaba verlo bajo la vigilancia de la policía imperial, sabe que está en Corrientes disciplinando seis mil hombres, que ha celebrado una alianza con el Paraguay, y más tarde llega a sus oídos que el Brasil ha invitado a la Francia y a la Inglaterra para tomar parte en la lucha; de manera que la cuestión entre la campaña pastora y las ciudades se ha convertido al fin en cuestión entre el manco matemático, el científico Paz y el gaucho bárbaro Rosas; entre la pampa por un lado, y Corrientes, el Paraguay, el Uruguay, el Brasil, la Inglaterra y la Francia por otro.
Era camino muy frecuentado por los arrieros, y la policía podía darle alcance. Ya que no tenía montura, lo acertado era tomar el camino más duro y abundante en peligros, pero que sólo frecuentan los de á pie.
López, me va usted a hacer un favor muy grande. Usted disponga, señor mío... Pues hace dos meses, la policía registró una casa de la calle de Belén, donde se reunían unos cuantos partidarios de D. Carlos. La policía fue sobornada en aquella ocasión y no prendió a nadie.
Palabra del Dia
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