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Actualizado: 9 de junio de 2025
A Ramón le flaquearon las rodillas, y cayó sobre ellas, desfalleciendo... El padre de Lita creyó ver en ese desfallecimiento la confesión del crimen, pues se le presentaba el caso como un crimen, y vociferaba a la criada y a su hijo, en el paroxismo de su cólera: ¡Fuera de aquí!... ¡Que yo no vea más la cara de ustedes!... ¡Pronto, fuera, si no quieren que los haga echar por la policía!
Torrebianca aún estaba libre, pero bien podía ser que lo vigilase preventivamente la policía mientras el juez estudiaba su culpabilidad. Aunque la frontera de España estaba lejos, la pasarían antes de que la Justicia hubiese lanzado una orden de prisión.
Además, ya ella, por su servicio de policía secreta, y por lo que observaba directamente, había llegado a comprender que su hijo había perdido su poder sobre la Regenta. Si antes la maldecía porque la creía querida de su Fermo, ahora la aborrecía porque el desprecio, la burla, el engaño, la herían a ella también. ¡Despreciar a su hijo, abandonarle por un barbilindo mustio como don Álvaro!
A las once de la noche el comandante Ramírez y el inspector de policía tenían presos ya a todos los individuos de la junta y a diez o doce de los más caracterizados carlistas de Nieva, los cuales, amarrados y custodiados por media compañía, según las prevenciones del comandante general, esperaban debajo de los soportales del Ayuntamiento la orden de marcha.
Con mi baja en el bolsillo y con una carta de recomendación de mi coronel, me presenté al señor don Marcos Paz , que era entonces él Jefe de Policía, en su despacho del Departamento viejo , que ocupaba lo que hoy es la Avenida de Mayo , frente a la Plaza de la Victoria.
La noticia de la visita de la policía al palacio de Villamelón había llegado a las altas esferas del Gobierno, causando en ellas sorpresa y disgusto: ignorábase allí la causa de aquella violenta medida del gobernador, y esperábase todavía, por otra parte, obligar a la Albornoz a aceptar el cargo de camarera, a pesar de la escena cómico-dramática que entre ella y el excelentísimo Martínez había tenido lugar la víspera.
¿Creerás que esta es la hora en que no sabemos a qué ha venido? ¿Tenía él en el pueblo relaciones con gente carlista? ¿Por qué lo preguntas? Mucho cuidado... no sea que haya venido con algún encargo. Ahora se revuelven mucho. A ver si os da un susto la policía. Para tu padre sería una impresión desastrosa.
Su primito Raúl va con él a París, a ver con él al hombre que llama a los pájaros, y la tienda del Louvre, donde les regalan globos a los niños, y el teatro Guiñol, donde hablan los muñecos, y el policía se lleva preso al ladrón, y el hombre bueno le da un coscorrón al hombre malo. Raúl va con Bebé a París. Los dos juntos se van el sábado en el vapor grande, con tres chimeneas.
El galán que la acompañaba salió á su defensa: se había trabado una lucha en la cual tomaron parte los amigos de uno y otro: brillaron las navajas, y hubiera habido que sentir si los muchos concurrentes no sujetasen á los gladiadores y la policía no llegase al punto.
Lo cierto, sin embargo, es que, en cuanto la Policía española sospecha que alguien puede ser ruso, le busca y le detiene. Si yo no he estado en Rusia todavía, es porque no he querido que, a la vuelta, me encerrasen para siempre en la Cárcel Modelo. No hay manera de ser ruso en España, Sr. Weissbein. Los mismos libros rusos han sido perseguidos y decomisados aquí diferentes veces.
Palabra del Dia
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