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Actualizado: 23 de mayo de 2025
En este tiempo llegò alli el Governador con vn Vergantin, que en la Trinidad comprò, i traìa consigo vn Piloto, que se llamaba Miruelo: havialo tomado, porque decia, que sabia, i havia estado en el Rio de las Palmas, i era mui buen Piloto de toda la Costa del Norte. Dexaba tambien comprado otro Navio en la Costa de la Habana, en el qual quedaba por Capitan Alvaro de la Cerda, con quarenta Hombres, i doce de Caballo; i dos dias despues que llegò el Governador, se embarcò, i la Gente que llevaba eran quatrocientos Hombres, i ochenta Caballos, en quatro Navios; i vn Vergantin. El Piloto, que de nuevo haviamos tomado, metiò los Navios por los Baxìos, que dicen de Carnarreo, de manera, que otro dia dimos en seco, i asi estuvimos quince dias, tocando muchas veces las Quillas de los Navios en seco: al cabo de los quales, vna Tormenta del Sur metiò tanta Agua en los Baxìos, que podimos salir, aunque no sin mucho peligro: Partidos de aqui, i llegados
No, por cierto, sino que lo hace por el estorbo que le dará mi presencia cuando quiera poner en ejecución sus malos deseos; ni penséis que la ha movido a mudar religión entender ella que la vuestra a la nuestra se aventaja, sino el saber que en vuestra tierra se usa la deshonestidad más libremente que en la nuestra''. Y, volviéndose a Zoraida, teniéndole yo y otro cristiano de entrambos brazos asido, porque algún desatino no hiciese, le dijo: ¡Oh infame moza y mal aconsejada muchacha! ¿Adónde vas, ciega y desatinada, en poder destos perros, naturales enemigos nuestros? ¡Maldita sea la hora en que yo te engendré, y malditos sean los regalos y deleites en que te he criado! Pero, viendo yo que llevaba término de no acabar tan presto, di priesa a ponelle en tierra, y desde allí, a voces, prosiguió en sus maldiciones y lamentos, rogando a Mahoma rogase a Alá que nos destruyese, confundiese y acabase; y cuando, por habernos hecho a la vela, no podimos oír sus palabras, vimos sus obras, que eran arrancarse las barbas, mesarse los cabellos y arrastrarse por el suelo; mas una vez esforzó la voz de tal manera que podimos entender que decía: ¡Vuelve, amada hija, vuelve a tierra, que todo te lo perdono; entrega a esos hombres ese dinero, que ya es suyo, y vuelve a consolar a este triste padre tuyo, que en esta desierta arena dejará la vida, si tú le dejas! Todo lo cual escuchaba Zoraida, y todo lo sentía y lloraba, y no supo decirle ni respondelle palabra, sino: ''Plega a Alá, padre mío, que Lela Marién, que ha sido la causa de que yo sea cristiana, ella te consuele en tu tristeza.
En efte tiempo llegò alli el Governador con vn Vergantin, que en la Trinidad comprò, i traìa configo vn Piloto, que fe llamaba Miruelo: havialo tomado, porque decia, que fabia, i havia eftado en el Rio de las Palmas, i era mui buen Piloto de toda la Cofta del Norte. Dexaba tambien comprado otro Navio en la Cofta de la Habana, en el qual quedaba por Capitan Alvaro de la Cerda, con quarenta Hombres, i doce de Caballo; i dos dias defpues que llegò el Governador, fe embarcò, i la Gente que llevaba eran quatrocientos Hombres, i ochenta Caballos, en quatro Navios; i vn Vergantin. El Piloto, que de nuevo haviamos tomado, metiò los Navios por los Baxìos, que dicen de Carnarreo, de manera, que otro dia dimos en feco, i afi eftuvimos quince dias, tocando muchas veces las Quillas de los Navios en feco: al cabo de los quales, vna Tormenta del Sur metiò tanta Agua en los Baxìos, que podimos falir, aunque no fin mucho peligro: Partidos de aqui, i llegados
No pude llegar a él ni ofrecer imposibles por el rescate de la presa, y así fué forzoso el volvernos, sin ninguna esperanza de cobrar nuestra pérdida; y, por no ser otra la derrota que el navío llevaba que aquella que el viento le permitía, no podimos por entonces juzgar el camino que haría, ni señal que nos diese a entender quiénes fuesen los vencedores, para juzgar siquiera, sabiendo su patria, las esperanzas de nuestro remedio.
Pelearon fuerte y animosamente con sus arcos, y dardos, género de lancilla, á modo de media lanza, con punta de pedernal aguzado, y tres puntas en forma de trisulco. Pero, no obstante su resistencia, los vencimos y entramos á su pueblo, aunque no podimos coger vivo ninguno, ni aun mugeres y niños, porque antes de llegar los habian llevado á otro lugar.
Palabra del Dia
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