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Actualizado: 28 de julio de 2025
Las anchas playas del rio Tuyche qué está á poca distancia, los bosques de sus orillas, las llanuras de Piliapo, la quebrada de San-Antonio, y otros muchos parages donde los habitantes usurpan á la accion constante de la vegetacion silvestre algunas partículas de terreno para sus labranzas, prueban en efecto la grande feracidad de aquellas regiones casi desiertas.
Son inmejorables para toda producción; los bosques, en su mayor parte de árboles de canela, abundan también en las clases de maderas más recomendables para lujo y construcción. Producen la mejor clase de almáciga y cera, quizás de toda la isla, y en sus playas, á más de exquisitos peces, se encuentra la tortuga de carey y alguna concha.
El Neblí besó por primera vez las saladas aguas, en las que acarician las playas de California. En uno de sus viajes dió fondo en las revueltas ondas de Bilbao, en donde fué comprado por una casa española, la cual desde aquel momento lo dedicó á la carrera de Filipinas. Barco alguno ha rendido viajes tan rápidos como el Neblí.
La Reina de los Angeles, antes de ser la Señora de los cielos, fué la amantísima madre del Salvador. Con la proverbial caridad de Filipinas, afortunadamente no se ha llegado á escribir todavía en estas playas el filosófico pareado que inspiró un infanticidio á el autor de El Rey se divierte, al exclamar: «Amor, contra el honor, te dió la vida. Honor, contra el amor, te dió la muerte.»
Esto podemos contestar á las páginas de Arago respecto á humanidad; en cuanto á los dicharachos puestos en boca de Petit, le recordaremos, que si hay islas de Saipan, también hay Geronas y Bailenes, y que si creía fácil tomarse la justicia, frente las playas de Marianas, no la encontraron tan fácil sus compatriotas frente los pechos de los zaragozanos.
Como el débil tributario que mezcla su humilde corriente á su poderoso raudal, puede tener también sus saltos y sus corrientes, sus desfiladeros y sus gargantas, bancos de grava, escollos é islas, playas y rocas; pero, con todo, es mucho menos variado que el arroyo, y los contrastes que ofrece en su curso son menos sorprendentes.
El cumintán tiene algo de salvaje, algo que hace volver la vista á los agrestes bosques en que se escuchan sus acordes. Tiene sus reminiscencias de las antiguas cántigas moriscas, recordando no pocas veces el gemir del polo gitano. El cumintán nació con la primera guitarra que se oyó en estas playas.
Aunque no haya en ella ninguna colonia de blancos, pertenece a los holandeses, que la visitan mucho para adquirir conchas de tortugas, trépang y aves del paraíso. Los barcos malayos, llamados paraos, frecuentan aquellas playas para pescar olutarias y traficar con sus naturales.
Los nuestros veían desembarcar fuerzas americanas en las playas de la Luneta y paseo de Santa Lucía, llamando la atención de todos el que los soldados españoles que había en la muralla de la Ciudad no tiraran contra aquellas, misterio que al anochecer de este dia, se explicó por la noticia de la capitulación de la plaza hecha por el General español, señor Jáudenes, al General americano, Mr.
Ceñida en la ribera por lujosas arboledas, que al mirarse en las ondas sombrean las playas y terrazas, y coronada en la parte superior por las guirnaldas de sus lindos jardines y los tupidos festones de sarmientos, parece una ciudad de casas de baños y de recreo sembrada en el fondo de un jardin, rica en colorido y arrullada por los rumores del lago y las brisas generosas de las montañas que la dominan.
Palabra del Dia
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