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Actualizado: 16 de junio de 2025


Por eso no se comprendía bien la significación del principio de aquella oda de Píndaro: Alto don es el agua. Antes al contrario, el agua era mirada con horror y con miedo, como causa de los mayores males, sobre todo para las personas de cierta edad. De aquí el refrán hidrofóbico tan acreditado: De cuarenta para arriba, ni te cases, ni te embarques, ni te mojes la barriga.

Aunque ya lo he dicho, repito ahora que, en mi sentir, Alejandro vale más que Napoleón y Aristóteles más que Hegel, Píndaro o Isaías más que Víctor Hugo, y Fidias y Praxíteles más que Canova y Thorvaldsen. En todo esto hay negación de progreso. El superhombre era más superhombre hace dos mil o tres mil años que en el día.

Si es difícil trasladarse en espíritu á principios del siglo XVI sin salir de España, más lo es volar á Grecia ó á Italia no pocos siglos antes, y no por eso dejo de atreverme á decir que comprendo, estimo y admiro á Píndaro, á Horacio, á Virgilio, á Dante y al Petrarca.

Igual fenómeno en la literatura. Homero es el gran maestro del mundo helénico. Todos los poetas dramáticos, épicos ó líricos acuden á él para beber su inspiración. Esquilo, Sófocles, Píndaro y Eurípides confiesan modestamente que viven de las migajas de su mesa.

«Ved ese trono, centro de la tierra», dice Esquilo, hablando de Delfos. En muchos otros sitios, según la fantasía del poeta ó la imaginación popular, se erguía la columna central. Pindaro la veía en el Etna: los marineros del Archipiélago la ponían en el monte Athos: el gran hito que se veía siempre por encima del agua, ya dejando las orillas de Asia, ya navegando por los mares de Europa.

Tal vez esta severidad, más que propia, fuera atribuida y supuesta por los que conocían sus obras, pues en aquella época ya habían salido a luz las principales odas, las tragedias y algunas de las <i>Vidas</i>; Píndaro, Tirteo y Plutarco a la vez, estaba orgulloso de su papel, y este orgullo se le conocía en el trato.

Eran, entre los demás académicos, conocidos don Cristóbal de Rozas y don Diego de Rosas, ingenios peregrinos que han honrado el poema dramático , y don García de Coronel y Salcedo , fénix de las letras humanas y primer Píndaro andaluz.

Yo confieso que, si se reuniesen las más selectas poesías líricas de los grandes poetas de hoy y Perícles pudiese leerlas y entenderlas, había de hallarlas superiores a las de Píndaro. Prolijo sería explicar el por qué. Baste con que yo reconozca que en lo lírico sobrepujamos a los antiguos. No así en lo demás.

Si yo hubiera podido creer, dijo Cervantes, que los pobres versos míos habían de llegar a tan hermosas manos, puede ser bien que el deseo de contentaros hubiera sido inspiración que los hiciese dignos de Pindaro; ¿pero qué poesía queréis que haya sin amor, y cuando sólo se escribe para ejercitar el ingenio?

Lo único que yo diré es que en lo científico, el imitar y el alcanzar se comprenden, porque en lo científico cabe y hay progreso; pero en lo puramente literario y artístico no se progresa nada. El progreso no trae escultor que valga más que Fidias, ni lírico mejor que Píndaro, ni trágico mejor que Sófocles, ni orador más elocuente que Demóstenes, ni poeta más inspirado y elegante que Virgilio.

Palabra del Dia

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