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Actualizado: 23 de noviembre de 2025
Habían bajado la gran escalera del club; estaban en el vestíbulo, ella envuelta en una capa de seda con bordados de oro y ricas pieles, que le recordaba sus salidas de la Opera de París; él con el gabán abierto y un sombrero flexible forrado de seda.
El foyer estaba aún desierto, y los lacayos, zambullendo las encarnadas narices en sus inmensos cuellos de pieles, comenzaban a asomar ya, para avisar a los señores la llegada de los coches. Antojósele entonces a Currita sentarse en un diván, para esperar la salida de la gente. Angustióse Villamelón. ¡Pero, hija mía, por Dios!... ¡Si esto está helado, Curra!...
Y la impresión es más fuerte todavía cuando se encuentran en estado de formación primitiva las cintas color blanco amarillento que muellemente bosqueja el mar y constituyen las ovas, las laminarias que, trocando su color en pardusco, alcanzarán la solidez de las pieles.
La condesa iba ceñida por un riquísimo abrigo forrado de pieles, y ocultaba su rostro, encarnado como una cereza por el fresco de la mañana, debajo de enorme y caprichoso sombrero de paja. Pedro, en traje de cazador, marchaba llevando sobre el hombro una carabina de dos cañones y la de su señora, que era un primoroso juguete encargado exprofeso por el conde á Inglaterra.
Por esto, al presentir la proximidad de la ejecución, había reclamado días antes sus joyas y el traje que llevaba en el momento que la detuvieron á la vuelta de Brest. El defensor la describía con un «vestido de seda gris perla, zapatos y medias de doradillo, gabán de pieles y en la cabeza gran sombrero con plumas.
En otra carta habla de los ensayos que hizo primeramente para el adobo en ámbar de las pieles de perro, cuyas primicias dedicó al Condestable. Introdujo, pues, en Francia una nueva industria que era especial de nuestra Península. Bibl. Nac. de París, Fr., 3.652, fol. 99. Colección Morel Fatio, núm. A tanta merced, a tantas muestras de la gracia en q. biuo de V. Ex.^a, que quiere que diga?
Vestía rico abrigo de pieles, con traje de seda del color del sombrero, cubierta la falda por otra de tul o granadina, que era por entonces la última moda. Llevaba, como hemos dicho, el manguito levantado a la altura de los ojos: éstos posados en el suelo, como quien nada tiene que ver ni partir con lo que a su alrededor acaece.
El nacimiento del domingo de gloria, tiene por mantillas cientos de pieles de otros tantos pobres animales inmolados ante el ara de miles de famélicos dientes, que por espacio de cuarenta días han estado soñando con carne. Los tres días de Pascua los celebran con el nombre del pascuhan.
Echaba pestes contra la soberbia de los emigrantes de Europa, contra las nuevas costumbres de la gente pobre, porque no disponía de bastantes brazos para desollar á las víctimas en poco tiempo y miles de pieles se perdían al corromperse unidas á la carne. Los huesos blanqueaban la tierra como montones de nieve.
Había estanterías cargadas de volúmenes, preciosas pieles de animales arrojadas al desdén por la alfombra, un diván, una panoplia de ricas armas, algunas figuras anatómicas, enorme mesa escritorio con papeles en desorden, estatuas de tierra cocida y de bronce, y sobre el diván un retrato de mujer, cuyas facciones no se distinguían.
Palabra del Dia
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