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Actualizado: 19 de julio de 2025


8 Y será, que la gente y el reino que no sirviere a Nabucodonosor rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, con espada y con hambre y con pestilencia visitaré a tal gente, dice el SE

21 Por lo cual así dijo el Señor DIOS: ¿Cuánto más, si mis cuatro malos juicios, espada, y hambre, y mala bestia, y pestilencia, enviare contra Jerusalén, para talar de ella hombres y bestias? 23 Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que habré hecho en ella, dijo el Señor DIOS. 1 Y vino Palabra del SE

Una pestilencia grande hubo venido, De que muchos Guaranìs se murieron, Que carne de cristianos han comido, La peste les sucede atribuyeron. Tambien por desabrida aborrecido La tienen, segun muchos me dijeron: Que mas les sabe carne de un pagano, Que no la de español ó castellano. Los Guaycurús habitan la otra banda: Es gente muy valiente y belicosa.

Perdíanse una vez los sembrados por falta de agua, y apenas la pidieron los neófitos, cuando rompió en abundantísimas lluvias. Hacía gran estrago en la gente del pueblo de San Rafael una pestilencia; corrió luego el pueblo á la iglesia á pedir á Dios misericordia, y al punto cesó el contagio, de suerte que ninguno de los tocados de él murió en adelante, ni de los sanos enfermó alguno.

El día siguiente las galeras partieron de allí é fuimos al Seco del Palo, donde hallamos algunas naves de las nuestras surtas, y fueron llegando de día en día las que faltaban, y las ocho galeras que arriba digo: así por la dilación de la llegada de las naves, como por ser los tiempos muy pésimos y contrarios, al Duque le fuerza estar allí muchos días, en los cuales, así porque la gente iba muy cansada y fatigada de la larga navegación y trabajo de aquel invierno, como por la mutación de los aires y ser las aguas muy suaves, se inficionó una enfermedad y pestilencia tan grande, que se echaban cada día gran cantidad de cuerpos á la mar; é visto esto, é que aún no habían llegado algunas naves en que iba infantería española é alemana é vituallas, é que el tiempo era contrario para ir á Trípol y las naves estaban con gran peligro de dar al través como había dado la nave Capitana, acordó el Duque de tomar parescer de todos los que éramos del Consejo, para que se viese lo que se había de hacer é mas convenía al servicio de V. M. é al bien de la empresa á que íbamos.

«En este día, sábado 10 de Mayo, se alçaron pendones en esta çibdad de seuilla por los muy altos e muy poderosos la Reyna doña Juana e el Rey don Carlos su fijo nros. señores dios nro. Señor los dexe biuir e Reynar por luengos tiempos a su seruiçioHubo mal de pestilencia en esta ciudad por lo cual se cerraron las puertas de que estuvieron por guardas Francisco de Torres y Miguel Navarro.

Dice Numancia, General prudente, Que consideres bien que ha muchos años Que entre la nuestra y tu Romana gente Duran los males de la guerra estraños, Y que por evitar que no se aumente La dura pestilencia destos daños, Quiere, si tu quisieres, acaballa, Con una breve y singular batalla.

Si los Catalanes hicieran lo que hizo Stilicon y Narses, el uno llamando á los Godos, el otro á los Longobardos para la ruina de Italia, y del Imperio, no pudieran ser mas ofendidos de las plumas y lenguas de la historia; unos les llaman impios, sacrílegos, otros piratas, comun pestilencia de las gentes, hombres sin Dios, sin ley, sin razon, y todo nace porque en su favor llamaron á los Turcos, que entendido esto por mayor, ofende algo las orejas cristianas, pero bien abvertido y averíguado, no hay razon para culparle levemente, cuando mas para ofenderles con palabras tan descompuestas, y llenas de injuria y afrentas.

27 Les dirás así: Así dijo el Señor DIOS: Vivo yo, que los que están en aquellos asolamientos caerán a cuchillo, y al que está sobre la faz del campo entregaré a las bestias que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán. 29 Y sabrán que yo [soy] el SE

Y agora, en estos nuestros detestables siglos, no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta; porque allí, por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todo su recogimiento al traste.

Palabra del Dia

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