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Actualizado: 4 de junio de 2025


Antiguamente todas las obras de las provincias las hacía el fraile ó el Alcalde con el trabajo personal, ó sea la antítesis de la falla; entonces se hacían obras que requerían trabajo duro, constante y pesado; antes la vigilancia podía hacerse porque se localizaba el trabajo en un punto dado al que podía llegar la inspección; antes un fraile decía á un Alcalde, ó un Alcalde á un fraile, vamos á hacer una iglesia, como San Agustín por ejemplo, ó un puente como el de la Perseverancia, pongo por caso, y tras aquellas palabras, ni más papeles ni más expediente, se abría á las pocas horas un cimiento por la piqueta de la prestación personal, cuya prestación personal no dejaba la obra hasta que fijaba en su punto mas culminante una sencilla cruz con el añejo «Finís coronat opus». El trabajo personal entonces era una verdad, se circunscribía al círculo de los muros de un convento ó al espacio que separan los estribos de un puente, y la prestación personal perfectamente vigilada sabía que desde formar el horno para hacer la cal hasta cepillar el último trozo de madera, todo lo había de hacer.

Por lo cual, sacado fuera el cadáver le arrojaron en una laguna, la cual también comenzó luego á moverse y bullir, como si allí se abrasase algún hierro ardiendo. Aterróse no poco el pueblo con tan funestos accidentes, y por mucho tiempo no se habló sino del infeliz Felipe Motoré, ni les fué necesario á los Padres cansarse mucho en predicar la honestidad y perseverancia en los matrimonios.

Acababa de descubrir en él el sentimiento exclusivo, apasionado, que desde hacía mucho tiempo hacía converger sus esfuerzos en busca de una perfección a que no habría aspirado una ambición ordinaria. Súbitamente María Teresa quedó impresionada de la grandeza, de la perseverancia de aquella energía infatigable, recordando los orígenes del niño convertido en hombre de mérito.

«Puede juzgarse por lo que antecede, del alto interes que ofrecen las investigaciones geológicas del señor de Orbigny. Seria bien sensible que de tantos materiales preciosos, adquiridos á costa de tan grandes esfuerzos, de fatigas, perseverancia y sacrificios, no quedase otra cosa sinó una coleccion de fragmentos de rocas que existe depositada en el Museo.

Venía a casa tres veces por semana, pues en un arranque de celo, cargó con la obligación de atascar mi cerebro con cuanta ciencia le era conocida. Y continuó en su empeño con perseverancia, por más que yo ejercitaba su paciencia. No porque tuviese la cabeza dura, no: aprendía con facilidad.

Los americanos, construyendo el ferrocarril que lo atraviesa y estableciendo las tarifas más leoninas que se conocen en la tierra , creyeron innecesaria la excavación del canal, que, dignos hijos de los ingleses, nunca miraron con buenos ojos. La perseverancia de Lesseps triunfó una vez más, y la nueva ruta recibió su trazo elemental . ¿Cuál será el resultado económico del Canal de Panamá?

Sólo él podrá darles los importantes datos que posee, pues él es quien los ha obtenido á fuerza de perseverancia y de sagacidad. La señora de Freneuse miró á su hija para ver cómo acogía esta petición. La joven hizo un movimiento de protesta, palideció y dijo, sin embargo: Recíbele, madre mía, si tienes en ello interés. Yo me retiraré. ¿No puedes mostrarte menos rigurosa?

Nuestra decadencia o postración ha de ser, por consiguiente, accidental y no esencial. Depende de varios achaques y dolencias de que es menester que sanemos. Para conseguirlo, propone doña Emilia, algunos remedios que a me parecen excelentes. Lo que importa ahora es que haya alguien que sepa aplicarlos con energía y perseverancia.

Esta representacion debia ser simultánea, é independiente de las combinaciones intelectuales; pues que sin esto no era posible el ejercicio de las facultades animales, con la prontitud y perseverancia que exige la satisfaccion de las necesidades de la vida.

Decir á un chamorro, y sobre todo á una chamorra, que las aguas donde arrojaron al jesuíta no tienen el color de sangre, y os mirará con la lástima de creer trata con un loco. Al Padre Diego sucedió en la dirección de la misión, el jesuíta Fray Francisco Solano, el cual continuó la obra de su antecesor con fe y perseverancia.

Palabra del Dia

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