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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Así pues, asistía con no desmentida perseverancia a las lecciones de su hija; y tanto empeño puso en no alejarla de sus miradas maternas, que este sistema no pudo menos de ofender a María. Las personas que iban a ver a la duquesa no hacían más que saludar fríamente a la maestra, sin volver a dirigirle la palabra.
Lo que ví en él fueron los rasgos de una tenaz y decidida perseverancia, que en su juventud pudiera haber sido obstinación; una integridad que, como la mayor parte de sus otras cualidades, era maciza, sólida, tan poco dúctil y tan inmanejable como una tonelada de mineral de hierro; y una benevolencia que, á pesar del impetuoso ardor con que al frente de sus soldados mandó las cargas á la bayoneta en Chippewa ó el Fuerte Erie, era tan genuina y verdadera como la que pueda mover á cualquier filántropo de nuestro siglo.
Bien que es poco fiador el desaliño Con que vengo, de mi perseverancia; Pero sus faltas suplirá el cariño, Que es quien puebla los reinos de Constancia Y tiene á un Dios por padre, que, aunque ciego, Sin ojos, sabe dar la vigilancia.
Eso sería mejor contestó Rita ; pero yo prefiero hacer lo peor. A todo esto dijo Stein con su perseverancia alemana , me habíais prometido, señor de Arias, contarme un rasgo de valor de José María. Será para otro día respondió Rafael . He aquí a mi general en jefe añadió sacando el reloj : son las tres menos cuarto y a las tres estoy convidado a comer en casa del capitán general.
Era mujer que cuando se proponía algo iba a su fin derecha como una bala, con perseverancia grandiosa sin torcerse nunca ni desmayar un momento, inflexible y serena. Si en este camino recto encontraba espinas, las pisaba y adelante, con los pies ensangrentados.
Todo en ella era joven, fresco, sonriente; hubiera sido necesario tener muy buenos ojos para descubrir en los ángulos de aquella linda boca dos arrugas imperceptibles, finas como el cabello rubio de un recién nacido, y que ocultaban una ambición insaciable, una voluntad de hierro, una perseverancia china y una energía capaz de todos los crímenes.
La señorita de Porhoet, cuyas ilusiones eran sostenidas por mi perseverancia, me atestiguaba una gratitud que poco merecía, pues había acabado por hallar en aquel estudio, en adelante sin utilidad positiva, un interés que pagaba mi trabajo y que proporcionaba un solaz saludable á mis pesares.
Sus mayores congojas eran el tomar el primer alimento: unos caldos insípidos, desabridos, que don Víctor enfriaba a soplos, soplando con fe y perseverancia, dando a entender su celo y su cariño en aquel modo de soplar. El ideal del caldo, según Quintanar, nunca lo realizaban las criadas de Vetusta.
¡Oh! me respondió en el acto, con un ademán que valía tanto como decir «no hablemos de eso» . Por acá quisiera yo ver a don Celso... aunque ¡vaya usted a saber!... Lo que puedo afirmarle es que yo, con la pluma, con la palabra, con el ejemplo, de día, de noche, no he cesado de cumplir con mi deber: a eso he vuelto aquí, a eso consagro todo mi tiempo, en eso gasto mi salud y mi corto caudal... todo menos mi perseverancia, que es indestructible... pero como si sembrara en una peña; porque el mal nuevo arraigó muy hondamente aquí, o yo no me doy buen arte para extirparle.
Tenemos lo que Dios concede a los que sufren: años por delante y esperanza; tengo yo un átomo de lo que a usted y a Rosas, a la virtud y al crimen, concede a veces: perseverancia.
Palabra del Dia
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