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Actualizado: 25 de noviembre de 2025


El deseo de ser creída resplandecía de tal modo en sus ojos, que Guillermina no pudo menos de ver asomada en ellos la conciencia. Pero como disimulaba esto, permaneciendo fría y observadora, la otra se impacientaba y enardecía, no sabiendo ya qué decir para convencerla. «¿Por qué quiere usted que se lo jure?... ¡Vamos, que dudar esto!... Ni verle, ni saber de él tan siquiera...».

Aprendería el castellano para saborear las obras de Ojeda, que indudablemente era un genio. Se lo decía su amor. Cuando viviesen juntos, entraría de puntillas en su estudio, permaneciendo detrás de él en amorosa contemplación, como una esclava.

Siento que os haya tocado una compañera de tan poca suerte. Es una maldad de vuestra parte dijo Godfrey, permaneciendo de pie junto a ella, sin manifestar la menor intención de partir que deploréis el haber bailado conmigo.

36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de , que el Padre me haya enviado. 37 Y el que me envió, el Padre, él dio testimonio de . Ni nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su parecer. 38 Ni tenéis su palabra permaneciendo en vosotros; porque al que él envió, a éste vosotros no creéis.

Vencida Francia, despojada de ricas provincias, desquiciado el primer imperio entre anárquicas convulsiones, y cruelmente multada ella, todavía se repuso o más bien no tuvo necesidad de reponerse, porque no decayó, permaneciendo robusta y firme en medio de tantos males y conservando su poder y su riqueza gracias a la constancia y a la energía de sus hijos.

«¡Qué mujer! pensó Gallardo, con su petulancia de ídolo popular . ¡Si estará por esta gachí!...» Fuera del templo sintió la necesidad de no alejarse, de verla otra vez, permaneciendo cerca de la puerta. Le avisaba el corazón algo extraordinario, lo mismo que en las tardes de buena fortuna.

Don Pablo, desde los peldaños de la capilla, abarcó en una mirada a todo su rebaño y entró en ella con apresuramiento, pues quería edificar a la gente ayudando la misa. La muchedumbre de trabajadores llenó la capilla, permaneciendo todos de pie, con un gesto hosco que hacía perder a Dupont, en ciertos momentos, toda esperanza de que aquella gente agradeciese los cuidados que tenía con sus almas.

El resto de su vida le pasó recordando al cadete, permaneciendo fiel á su memoria y llorándole á veces. Cuanto había de amor en su alma fué consumiéndose en devociones y transformándose en cariño por el sobrino Fadriquito, el cual tenía tres años cuando supo la chacha Victoria la muerte de su perpetuo y único novio.

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vengado

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