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Actualizado: 3 de julio de 2025
Tomaron éstos asiento en los dos bancos de tallado roble que iban desde el estrado hasta el extremo opuesto de la estancia, donde el hermano Ambrosio y el Maestro de novicios ocuparon sendos sitiales. Era el primero un joven enteco, alto y pálido, que oprimía nerviosamente entre sus manos un enrollado pergamino.
El discurso fué pronunciado 330 años antes de Cristo; y el pergamino de que hablamos es del siglo V de nuestra Era. Hay, por último, dos antífonas del siglo IV, y pedazos de las Escrituras Sagradas y de varios Evangelios no canónicos. La conquista de Egipto por los árabes, en 642, fué para el pueblo conquistado una felicidad, aunque efímera.
De pie en medio de la estancia y señalando sobre su escritorio un apilamiento de gruesos volúmenes forrados en pergamino, prorrumpió: Aquí tenéis, hijo mío, guardado como en pellejos, todo el zumo de la verdad humana y divina.
Sin pensar en sí, sin detenerse, dirigióse á la casa y gracias á su traje elegante y á su aire decidido, pudo franquear facilmente la puerta. Mientras estas cortas escenas pasaban en la calle, en el comedor de los dioses mayores, circulaba de mano en mano un pedazo de pergamino donde se leían escritas en tinta roja estas fatídicas palabras: Mane Thecel Phares. Juan Crisóstomo Ibarra
Algo me ha dicho; pero mucho me quedó por saber. El pergamino, hele aquí. Sacó don Diego el otro, y juntando las dos partes se hicieron una, y a las letras del que tenía el huésped, que eran E T E L S
Lo más notable, después de dicho coro, es un fragmento del prólogo de un drama de Epicarmo, titulado Ulises explorador, donde el astuto héroe se disfraza de mendigo y penetra en Troya para averiguar lo que allí pasa. Hay asimismo dos hojas de pergamino de un discurso de Esquines impugnando á Demóstenes.
Los demás tomaron posiciones en las alturas. Se les vela subir como gatos, escalando los empinados cerros con agilidad increíble. El calor les hacía tan poca impresión como les habla hecho el frío. Tenían cara de pergamino, músculos de acero, corazón de piedra y sesos de algodón, que ni el sol derretía ni el pensamiento inflamaba jamás.
También le hicieron algunos regalos; un pequeño crucifijo de marfil, un libro de oraciones y un cuadrito que representaba la Degollación de los Inocentes, artísticamente ejecutado en pergamino.
Mientras los frailes daban sepultura al cadáver de Baltasar en la cripta del monasterio, el prior se encaminó al scriptorium, para recoger la obra del iluminador, suponiéndola no terminada. Pero halló la foja de pergamino orlada de exquisita y delicada labor, la más maravillosa, sin duda alguna, que trazaron los pinceles de Fray Baltasar.
Castro le veía aún, como si asomase su cabeza por una ventana del bar; vería tal vez mientras viviese el pergamino blancuzco de su cara, tirante sobre las aristas de los pómulos; la barba roja colgando de sus mandíbulas, como si fuese postiza, y sobre todo, sus ojos sarcásticos, insolentes, de un color verde turbio, igual al de las ostras.
Palabra del Dia
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