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Actualizado: 18 de junio de 2025
Esta es una hipótesis absurda: porque este otro ser lo hemos de hallar siempre, siquiera en nosotros que percibimos el ser y el no ser. Se replicará que podemos suponer la completa desaparicion de nosotros mismos, y que entonces queda en pié la dificultad. Aunque nosotros desapareciésemos, habria inteligencias capaces de percibir el ser y el no ser.
Su felicidad había volado para siempre: Velázquez estaba enamorado de aquella mujer. Iba á salir de aquel maldito portal donde le faltaba la respiración, donde temía estallar en sollozos, cuando entre el oleaje de la conversación creyó percibir su nombre. Aplicó mas el oído: en efecto, se hablaba de ella. Velázquez invitaba á bailar á Pepa.
Antes de encerrarse en un cuartucho de la «Posada de la Sangre» el antiguo «Mesón del Sevillano», habitado por Cervantes había sentido una ansiosa necesidad de ver la catedral; y pasó más de una hora en torno de ella, oyendo el ladrido del perro que guardaba el templo y rugía alarmado al percibir ruido de pasos en las callejuelas inmediatas, muertas y silenciosas. No había podido dormir.
Pero tan pronto como se vuelve sobre sí mismo, y dejando la percepcion directa pasa á la refleja, queriendo percibir la misma percepcion, sus fuerzas flaquean, y cae en la confusion, orígen de interminables disputas.
Y tomándole a la fuerza las dos manos empezó a repartir besos en ellas a toda prisa sin darse punto de descanso hasta que creyó percibir algo raro sobre su cabeza y la levantó. Marta estaba llorando. La sorpresa del joven fue tan grande que soltó las manos sin decir palabra. La niña se tapó con ellas la cara y comenzó a sollozar con vivo sentimiento.
Aquel Pimentó tenía el pellejo duro, y arrojando sangre y barro iba tal vez á rastras hasta su barraca. De él debía proceder un vago roce que creyó percibir en los inmediatos campos semejante al de una gran culebra arrastrándose por los surcos; por él ladraban todos los perros de la huerta con desesperados aullidos.
Los médicos declararon al P. Jacinto que había sobrevenido un grave impedimento á la circulación de la sangre en el mismo corazón, y que, si crecía el impedimento, se seguiría la muerte. El padre dejó percibir á Clara aquel terrible pronóstico, con la mayor delicadeza que pudo, y confesó y administró á la paciente.
Al llegar al extremo de la calle sentí la necesidad imperiosa de verla otra vez, y di la vuelta, no sin percibir cierta vergüenza en el fondo del corazón, pues ni mi edad, ni mi estado, me autorizaban semejantes informalidades; mucho menos tratándose de tal criaturita. Ya no estaba en el balcón.
De esta intensa sensación y convencimiento de ser el objeto de las miradas severas y escudriñadoras de todo el mundo, salió al fin la mujer de la letra escarlata al percibir, en las últimas filas de la multitud, una figura que irresistiblemente embargó sus pensamientos.
Pasagero en el valle de la vida Clavó su tienda en medio del desierto, Y en busca de una linfa apetecida Cruzó animoso el arenal incierto. Y al percibir en su cabeza ardiente Del genio de la muerte helada brisa, En su rostro de luz resplandeciente Brilló inefable y plácida sonrisa.
Palabra del Dia
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