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Actualizado: 5 de julio de 2025


Ocupados en este ejercicio mas propio de jimios que de seres racionales estaban los muslimes cordobeses, y la soberbia mezquita de bote en bote, cuando penetraron resueltamente en ella los dos cristianos Rogelio y Serviodeo.

El paseo del Arenal, cuando en 29 de Agosto de 1812 penetraron en nuestra ciudad los soldados españoles, fué teatro de sangrientas escenas y de verdaderos rasgos de heroísmo, y algunos días después se enterró á la entrada del paseo el coronel inglés Alejandro Ducan, que murió violentamente, y cuyo sepulcro fué destruido por el populacho en 1816.

Vámonos, Hullin; la vista de ese desgraciado que habla a solas y los gritos del cuervo anunciando el hambre me estremecen. Penetraron ambos en la galería, y al salir de las tinieblas, la claridad del día estuvo a punto de deslumbrar a Hullin. Por fortuna, el cuerpo aventajado de su camarada, que se había colocado delante de él, le preservó del vértigo.

Pasando por alto detalles desnudos de interés, diremos que una noche, hallándose el Rey del Monte entre la espesura de un bosque, acompañado de su coima y de cuatro o seis de los suyos, Dalila cuidó de embriagarlos, y a una hora concertada de antemano penetraron en el bosque los soldados. El Rey del Monte despertó al ruido, se lanzó sobre su trabuco, apuntó y el arma no dio fuego.

Al oir estas palabras, que le penetraron hasta el alma, salió como fuera de , y en aquel punto se vió cercado de una luz tan bella, que la del sol, en su comparación, era muy tenue y despedía una fragancia tan suave é incomparable con ninguna cosa odorífera de la tierra, que manifiestamente se conocía que era don del cielo; sus carnes se le pusieron tan delicadas como de un niño recién nacido, y se movía con tanta agilidad como si estuviera despojado de la pesada carga del cuerpo.

Entonces, por los huecos de la rejilla, de fuera adentro, penetraron estas palabras adelgazadas por la voz, cual si hubieran de pasar por un tamiz finísimo: «Nena, nena... ahora que no te me escapas». Fortunata no hizo movimiento alguno. Se había convertido en estatua. Creía estar sola, y vio que Patria se acercaba pasito a pasito, pisando como los gatos.

Esta letra escarlata es su señal. Conversando así, penetraron en el bosque lo bastante para ponerse á cubierto de las miradas de algún transeunte casual, y se sentaron en el tronco carcomido de un pino que en otros tiempos habría sido un árbol gigantesco y ahora era tan solo una masa de musgo.

Ni menos se concibe cómo Cortés, Pizarro y Jiménez de Quesada, cada uno con un puñado de aventureros, penetraron hasta el corazón de las más incógnitas regiones, derribando y apoderándose de Imperios populosos y ricos. Hoy, por el contrario, los medios que se emplean son enormes; la acción, desmayada y lenta; los resultados, mezquinos.

Traducciones de óperas italianas, que se habían cantado antes en el Buen Retiro, fueron las primeras obras extranjeras que penetraron en los teatros populares. Había en ellas algo digno de verse y de oirse; pero ¿cómo esperar del vulgo que tomase afición á las tres unidades, cuando recorría volando en pocas horas el cielo y el infierno y las cinco partes del mundo?

Nuestros jóvenes quedaron un instante absortos ante el caprichoso y mágico trabajo de la luz, enteramente olvidados del Menino, y sin decirse una palabra penetraron en la sala y llegaron hasta el medio con el paso lento y vacilante del que entra en un baño. En efecto, quedaron sumergidos y anegados en un vapor luminoso donde nadaban todos los colores posibles.

Palabra del Dia

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