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Actualizado: 18 de junio de 2025


La ley descubierta por Darwin la cumplía Paulita inconsciente pero rigurosamente: la hembra se entrega al macho más habil, al que sabe adaptarse al medio en que se vive, y para vivir en Manila no había otro como Pelaez, que desde pequeño sabía al dedillo la gramática parda.

¡Hay hombres afortunados! decían otros comerciantes envidiosos; comprar una casa por nada, vender bien su partida de zinc, asociarse con un Simoun y casar á su hijo con una rica heredera, ¡diga usted que son gollerías que no las tienen todos los hombres honrados! ¡Si supieran ustedes de dónde le viene al señor Pelaez esa gollería! Y con el tono de voz se indicaba á mismo.

Pecson, Tadeo y Juanito Pelaez fueron igualmente suspendidos; el primero recibió las calabazas con su risa de bobo y prometió entrar de oficial en un juzgado cualquiera; Tadeo, con la cuacha eterna al fin, se pagó una iluminacion encendiendo una hoguera con sus libros; los demás tampoco salieron bien librados y al fin tuvieron que dejar sus estudios, con gran contento de las madres que siempre se imaginan á sus hijos ahorcados si llegan á enterarse de lo que dicen los libros.

Semanas despues, por el mes de Abril, corría la voz de que Juanito Pelaez, el hijo de don Timoteo, se iba á casar con Paulita Gomez, la joven, codiciada por nacionales y estrangeros.

Y para cohonestar esta pretension decía Ben Zayb: ¡Porque, figúrense ustedes! ¡si descubro la trampa del espejo delante del público de los indios! ¡Le quitaría el pan al pobre americano! Ben Zayb era un hombre muy concienzudo. Bajaron unos doce, entre ellos nuestros conocidos don Custodio, el P. Salví, el P. Camorra, el P. Irene, Ben Zayb y Juanito Pelaez.

Y como el Magistral arrugase el ceño, Peláez mudó de conversación y habló con falso aturdimiento de las últimas elecciones y hasta aludió a las hazañas de cierto cura de la montaña que conocía él, que había metido el resuello en el cuerpo a una pareja de la guardia civil. Contracayes sonrió como un oso que supiera hacerlo.

Yo no he visto todavía la cabeza ni como la presentan. El señor señalando á Juanito Pelaez nos dice que no se parece á las cabezas parlantes que se enseñan de ordinario ¡sea! Pero el principio es el mismo; todo es cuestion de óptica; espere usted, se pone un espejo así, un espejo detrás, la imágen se refleja... digo, es puramente un problema de Física.

Aquel otro ya avanzado en edad que examina de cerca los objetos, las lámparas, los cuadros, etc. y hace muecas y exclamaciones de desprecio, es D. Timoteo Pelaez, padre de Juanito, comerciante que clama contra la competencia del chino que arruina su comercio.

Los compañeros hacían señas de que lo concediese, sobre todo Juanito Pelaez, y dejándose llevar de su mal sino, soltó un «concedo, Padre» con voz tan desfallecida como si dijese: In manus tuas commendo spiritum meum.

Porque no hay pruebas... como ahora. Y alguna vez se ha de empezar. En fin, ya digo que hablaremos.... Necesito estar solo.... Salió también Peláez y De Pas, entonces a solas con su pensamiento, dejó que le subiera al rostro la sangre amontonada por la vergüenza... «¡Qué degradaciónpensó; y se puso a dar paseos por el despacho, como una fiera en su jaula.

Palabra del Dia

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