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Actualizado: 22 de octubre de 2025
Aceptó Juana la pretensión de buen grado, y se celebró en su día la boda, con la posible solemnidad; y como Simón, huérfano de padres años hacía, y sin pizca de parentela en el mundo, poseía en su pueblo, por herencia, una casuca con su poco de balcón a la plaza, trasladóse a ella el flamante matrimonio.
Si don Eugenio ponía cara de perro a las peticiones, surgía la protesta en la rapaz parentela que tanto le quería. ¡Id allá, granujas! gritaba el comerciante . ¿Qué os debo yo para que vengáis a saquearme? Nada tengo que agradeceros, como no sea haberme abandonado en medio de esa plaza.
Viéndole así don Quijote, le dijo: -Yo creo, Sancho, que todo este mal te viene de no ser armado caballero, porque tengo para mí que este licor no debe de aprovechar a los que no lo son. -Si eso sabía vuestra merced -replicó Sancho-, ¡mal haya yo y toda mi parentela!, ¿para qué consintió que lo gustase?
El enamorado agregó: «Es inteligente». Y el gran hombre puso otra vez: «cero». «Es noble» «Cero». «Tiene muy buena parentela». «Cero». «Buena educación». «Cero». El enamorado miraba atónito a su querido maestro.
Durante estos dos días, D. Acisclo desplegó la más prodigiosa magnificencia. Tuvo, por decirlo así, mesa de Estado. Toda su parentela, el médico, su hija y su yerno, y el cura D. Miguel, almorzaron, comieron y hasta cenaron con él y con el agasajado D. Jaime.
Además de toda la nobleza de su casa y parentela, y de los príncipes de la sangre que cabalgaban en soberbios caballos, apelados por cuadrillas y ostentando las galas y preseas más ricas, iban los ulemas, los imanes, los wazires y cadíes, cada cual en el lugar que le correspondía.
Ramirez acudió y la parentela Al bravo Leiva: el jóven que dormia En camisa saliò, que á estar en vela Mostr
Ella sabe bien cómo se llaman él y toda su parentela: los padres de ambos son íntimos amigos, y hasta creemos que se hablan de tú.
Siendo esto así, se pueden preciar del mejor linaje del mundo, porque la nobleza de la sangre depende de las escelencias personales de la parentela, juntamente con privilegios i honras, concedidas de los príncipes. I los fundadores de la casa de Israel, Abraan, Isaac y Jacob, fueron eminentisimos hombres, honrados de Dios, sobre cuantos en el mundo nacieron.
Lo primero que se me ocurrió fue decir a la señorita que, estando yo en el portal, yegó un cabayero a dejar una carta, y que como no estaba la portera, la tomé yo. Por lo pronto no se malició nada; pero luego en cuantito que la leyó, se tragó la partida. ¿Y qué cara puso? Sabe más que Lepe, Lepijo y toda su parentela.
Palabra del Dia
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