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Actualizado: 24 de junio de 2025
En la Villa del Río Cuarto encuentra una resistencia más tenaz, y Facundo permanece tres días detenido por unas zanjas que sirven de parapeto a la guarnición. Se retiraba ya, cuando un jastial se le presenta y le revela que los sitiadores no tienen un cartucho. ¿Quién es este traidor?
Y desgraciadamente, antes que yo pudiera conocer sus designios la tomó por las muñecas y, con un movimiento rápido, la obligó a retroceder tan violentamente contra el bajo parapeto del puente, que durante un momento estuvieron unidos en un abrazo de muerte.
No estaba aún maduro para el amor; prefería al salón de baile el ruido y movimiento del juego de bolos, a la amistad de Rosa o de Margarita la de su hermano, taciturno junto al parapeto de la esclusa.
Los eunucos de guardia, con espadas también, y los eunucos esclavones, vestidos de blanco é igualmente armados, se estienden á lo largo del parapeto. A estos siguen otros esclavones de inferior categoría, y vienen luego los arqueros de la guardia con sus arcos y aljabas.
Quisiera visitar el establecimiento penitenciario... Hay que pedir permiso al gobernador. ¡Ah! ¿Y dónde está el gobernador? Con la habitual complacencia francesa, el sargento buscó con la vista al rededor y viendo un vigilante canaco que estaba holgazaneando sentado en el parapeto de la estacada, le gritó: ¡Derinho!
No llegaron por otra parte alguna á pelear. Ganada la gruta, caminaron por el foso hasta llegar al caballero Doria, y comenzaron á cavar y sacar palmas dél, y hobo turcos tan animosos que subieron arriba hasta el parapeto, donde los mataron. Los de abajo cavaban todavía en el caballero, por no haber través donde les hiciese mal.
No se podía descubrir nadie en nuestra muralla que no los asaeteasen desde sus torreones y desde el mismo parapeto de nuestro foso, donde se había puesto su escopetería, porque había días que lo había mandado desamparar D. Alvaro por los muchos que se iban de allí á los turcos, que desde el día del gran calor hasta que nos perdimos, siempre se fueron, pocos ó muchos.
Baltasar juró y perjuró que su amor era de la más probada y acendrada pureza, y que sólo limpios e hidalgos propósitos cabían en él; y en el calor de la discusión, los dos interlocutores se volvieron a hallar sentados en el parapeto, y la mano antes esquiva se mostró más tratable, consintiendo que la prendiesen dos manos ajenas.
Agustín me había impuesto como prueba definitiva de mi preparación, una composición latina sobre el tema de la partida de Aníbal cuando abandonó Italia. Bajé a la terraza sombreada por las parras, y al aire libre, sobre el parapeto mismo que bordea el jardín, me puse a escribir.
Echado sobre el parapeto, se entretuvo también en la muda contemplación del río soberbio, de los botes que se balanceaban, de las toscas verdinegras que las aguas iban cubriendo poco a poco; de los pilluelos, desnudos de pie y pierna, que jugaban en la orilla con barquichuelos de papel... En cuchillas sobre la roca, con una larga caña guiaban la frágil armazón que, deslizábase como barco de verdad, hasta tanto el agua no comía su mal blindado casco; así, hacían regatas inverosímiles, distinguiéndose los botes rivales por medio de banderitas de color, enastadas en canutos de paja... En el jardín, correteaban los niños, haciendo de caballitos briosos, duros de boca, dando corcovos y coces... Quilito siguió andando, lastimado de ver reír a todos, y que la decoración de aquella tarde de invierno no estuviera en armonía, con las tristezas de su alma, ¿por qué no se nublaba el cielo? ¿por qué no se escondía el sol? ¿por qué las gentes no cantaban en coro la oración de agonizantes, si él iba a morir?
Palabra del Dia
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