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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Tengo el oído siempre alerta, y hasta cuando me duermo paréceme que no se me escapa ningún rumor. Díjole ella cuerdamente que todo cerebro enfermo pide inacción; que le convenía entregar sus sentidos a la indiferencia y al descanso; que mientras estuviese en la cama no se le había de dar conversación, y que ni aun sus hijos debieran entrar en la alcoba.
Yo no extraño que se rían de este animal dijo el embozado ; lo que extraño es que se atrevan á insultarme, á mí, que ni soy manco ni viejo. En cuanto á lo de viejo, no puedo hablar porque no se os ve el rostro dijo el al parecer caballero ; en cuanto á si sois ó no manco, paréceme que si tenéis buenas las manos, tenéis manca la cortesía. ¡Eh! ¿qué decís?
Sin creerlo en absoluto necesario repuso ella, paréceme, sin embargo, que la juventud no estaría de más... La juventud es la que hace resaltar las cualidades morales y las hace fecundas.
Todos los presentes se rieron de la multitud de las caperuzas y del nuevo pleito. Sancho se puso a considerar un poco, y dijo: -Paréceme que en este pleito no ha de haber largas dilaciones, sino juzgar luego a juicio de buen varón; y así, yo doy por sentencia que el sastre pierda las hechuras, y el labrador el paño, y las caperuzas se lleven a los presos de la cárcel, y no haya más.
Puede haber quien pregunte: «Y si el momento de decidirse hubiera ocurrido cuando tenía la marquesa seis años menos, ¿por cuál de las dos pasiones se habría decidido?» Paréceme la pregunta un exceso de curiosidad y un lujo de mala fe; pero conste que yo me inclino a lo más favorable para aquella dama, cuyo desmedido amor a su hija daba para ello y otro tanto más.
Allá por los años de 1734 paseábase muy risueña por estas calles de Lima, Mariquita Martínez, muchacha como una perla, mejorando lo presente, lectora mía. Paréceme estar viendo, no porque yo la hubiese conocido, ¡qué diablos!
Sigamos para abajo, y hablaremos por el camino. ¿Vas a tu casa? Voy a do quierer tú. Paréceme que te cansas. Vamos muy a prisa. ¿Te parece bien que nos sentemos un rato en la Plazuela del Progreso para poder hablar con tranquilidad?».
Eran las doce muy corridas e la rua estaba negra como malos pecados, cuando dos gentiles hombres así fablaban en puridad andando su camino: Paréceme, amigo Egas, que no andades tan suelto por la calle sonando la queda como a sol tendido.
Habló muy quedo y con lentitud cautelosa, como quien teme denunciar su verdadera cavilación. Dijo que el Canónigo acababa de referirle los pormenores del lance con los moriscos. Paréceme exclamó gravemente que te pudiste ahorrar tanto riesgo, tratándose de enemigos villanos, para los cuales con algunos corchetes bastaba.
Creo que soy demasiado humilde para que haya vuestra majestad necesidad de mí. ¡Ah! ya recuerdo... recuerdo que tenía que preguntaros algo. ¿No tenéis nada que decirme? Que Dios prospere á vuestra majestad, y le dé centuplicados reinos. Paréceme que los que tengo me sobran... pero ayudadme, don Francisco. ¿Y á qué, señor?... A que saquemos en claro para qué os he llamado yo.
Palabra del Dia
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