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Actualizado: 31 de mayo de 2025
El rayo había caído, y sin embargo, don Pablo Aquiles vivía, sentado en su sillón, paseando sus ojos atónitos de misia Casilda, inmóvil, a las cigüeñas de la pantalla, mudas confidentes de sus cavilaciones, y en esta mirada parecía preguntarles qué era aquello, qué significaba, aquello, porque él, francamente, no lo comprendía...
Pero si le decían que todo el furor religioso carlino de tales héroes no era más que una pantalla para encubrir contrabando, entonces el enfermo sacaba los puños de entre las sábanas, llamaba al cirujano mequetrefe, y decía a su hermano: Tú eres un intrigante forrado en masón. Márchate de aquí y déjame solo. Me estorbas, te juro que me estorbas.
No, no lo creo... ¡y me gustaría tanto amar!... ¡Oh, sí, me gustaría tanto!... A la misma hora en que estas reflexiones cruzaban por la linda cabeza de Bettina, Juan, solo en su gabinete de estudio, sentado ante el escritorio con un gran libro bajo la pantalla de la lámpara, repasaba, tomando notas, la historia de las campañas de Turena.
A ti, chiquilla, no te quiere ni pizca... lo que se llama querer cuando se trata de otra clase de madres. En fin, que te necesita para pantalla de sus incurables vanidades; y, como cosa suya, cuanto más hermosa sea la pantalla, mayor es su deseo de lucirla. Si fueras fea y tonta, antes se retiraría ella del mundo que presentarse contigo en él.
Lo mismo te dirán que yo profirió Manuel Antonio poniéndose la ebúrnea mano sobre las cejas a guisa de pantalla. En efecto, allá a lo lejos se columbraba la figura de Paco como una percha coronada por un pepino. Todos los sombreros le entraban hasta las orejas a causa de la inverosímil pequeñez de la cabeza y su disposición excepcional. A su lado caminaba el Sr.
Si aplicara el oído a la pared, oiría quizás claramente; pero no se atrevió a aplicarlo. Por la ventana del comedor que daba a un patio medianero, veíase otra ventana igual con visillos en los cristales. Allí lucía una lámpara con pantalla verde, y alrededor de ella pasaban bultos, sombras, borrosas imágenes de personas, cuyas caras no se podían distinguir.
Y por la atracción del contraste, miró un momento con ojos compasivos al conde de los palacios desamueblados, al nieto del protector de Miguel Ángel, que la hablaba de amor, pretendiendo separar su atención de las cosas interesantes que se desarrollaban sobre la blanca pantalla.
Siempre que don Pablo Aquiles volvía de la oficina, éste era el tema favorito de conversación con su hermana; sentado al lado de la lumbre, cuando había leña, y mirando melancólicamente los pajarracos de la pantalla de chimenea, cuando ésta estaba apagada.
En torno de la mesa central, y alumbrados por enorme quinqué de aceite con pantalla verde, estaban tres caballeros jugando al tresillo. El dueño de la casa era uno de ellos. Tendría de cuarenta y seis a cuarenta y ocho años de edad; hacía tres que estaba enteramente imposibilitado para moverse, de resultas de un ataque apoplético que le paralizó las dos piernas.
Ella te cortará los pedacitos de carne y te los irá dando. Pues yo os mandaré la comida indicó doña Lupe, poniendo la pantalla al quinqué y acortando la llama . Tengo hoy un arroz con menudillos que es lo que hay que comer.
Palabra del Dia
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