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Actualizado: 25 de julio de 2025
Se dice, aunque con sijilo, que para el réjimen y administracion de la miserable renta de correos de Filipinas se ha creado una grande oficina, y formado un pomposo reglamento ostentando ventajas que el tiempo y los sucesos las denunciarán imajinarias; y que sin observarse lo prevenido en la reciente Real órden espedida por el ministerio de la Gobernacion que manda publicar las vacantes, se han nombrado dos favoritos, uno con 35,000 rs. de sueldo anual y 6,000 para casa, y otro con 20,000.
Y otro presidente le recibía en audiencia, ostentando un apellido de vieja cepa, y era idéntico a los demás en su porte caballeresco y sus hazañas de caudillo voluntarioso y corajudo.
Eran el patrono de Alcira y sus santas hermanas; el adorado San Bernardo, el príncipe Hamete, hijo del rey moro de Carlet, atraído al cristianismo por la mística poesía del culto, ostentando en su frente destrozada el clavo del martirio. Los recuerdos de su niñez, vigilada por una madre de devoción crédula e intransigente, despertaban en Rafael al pasar ante la imagen.
Las había de todas las épocas: unas groseras y herrumbrosas, con las huellas del martillo, ostentando escudos cerca del agarradero; otras más modernas, pulidas y brillantes como si fuesen de plata; pero todas enormes y pesadas, de robustos dientes, cual convenía a la grandeza del edificio.
Ya reproduciendo las Sagradas Escrituras; ya exponiendo en las ceremonias del culto los símbolos del dogma cristiano; ya ostentando pompa y solemne aparato en el servicio divino; ya, en fin, en sus fiestas y suntuosas procesiones, excitaba natural y vivamente á los habitantes de este país meridional, é inflamaba enérgicamente su fantasía.
Llegada la tarde del domingo, se fue Miguel a los Campos y entró en la plaza, que ya estaba más que mediada de gente, casi toda de categoría: los lidiadores pertenecían en su mayor parte a la aristocracia. Había en los palcos una muchedumbre de niñas bonitas, ostentando la blanca mantilla de encaje y la peineta: los tendidos de madera estaban poblados de caballeros elegantemente vestidos.
Don Baltasar de la Cueva, conde de Castellar y de Villa-Alonso, marqués de Malagón, señor de las villas de Viso, Paracuellos, Fuente el Fresno, Porcuna y Benarfases, natural de Madrid, hijo segundo del duque de Alburquerque, caballero de Santiago, alguacil mayor perpetuo de la ciudad de Toro, alfaqueque de Castilla y vigésimo virrey del Perú, entró en Lima el 15 de agosto de 1674, ostentando dice un historiador en acémilas lujosamente ataviadas la opulencia que solían sacar otros virreyes.
Durante tres domingos consecutivos el coronel tuvo fuerzas para levantarse y colocarse en el mismo sitio. Allí permanecía media hora inmóvil ostentando sus insignias con los ojos extáticos en el vacío, sin ver ni oír a la muchedumbre que se agrupaba delante del palacio y se lo mostraban unos a otros poseídos de grave y dolorosa emoción.
Las flores todas, artísticamente combinadas, aparecían sueltas, ostentando cada cual su propia forma perfectamente unidas al todo. Marta levantó el ramo en alto, diciendo con orgullo infantil: ¿No está bien?..., ¿no está bien?
Los pétreos cardos trepaban por las columnas que sostenían las cornisas, y sobre estas últimas campeaban tres grandes medallones: el del centro con el busto del Emperador y la inscripción Dominus Carolus Imperator 1541, recuerdo de su paso por Mallorca para la infortunada expedición de Argel; los de los lados ostentando las armas de los Febrer, sostenidos por peces con barbudas cabezas de hombre.
Palabra del Dia
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