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Actualizado: 23 de junio de 2025
El cachalote está armado de cuarenta y ocho dientes colosales y de horribles quijadas capaces de tragárselo todo, hombre y embarcación. Parece ebrio de sangre. Su ciega rabia aterroriza á todos los cetáceos que, al divisarlo, huyen mugiendo, varan en la playa á veces, se esconden entre la arena ó el fango. Lo temen muerto y todo, no osando acercarse á su cadáver.
Parecióme con lo que dijo pasarme el corazón con saeta de montero, y comenzóme el estómago a escarbar de hambre, viéndose puesto en la dieta pasada. Fue fuera de casa; yo, por consolarme, abro el arca, y como vi el pan, comencélo de adorar, no osando recebillo. Contélos, si a dicha el lacerado se errara, y hallé su cuenta más verdadera que yo quisiera.
Empero carecía de medios para procurarse un albergue mejor; tal vez veíase clavado allí por una especie de poder magnético, no osando enemistarse del todo con la terrible hada, á la que profesaba cierto respeto. La citaba pocas veces, y cuando lo hacía solía designarla sin nombrarla, así como el islandés en alta mar no se atreve á citar el Orca, temeroso de que le oiga y se presente.
Ni el padre ni el hijo se conocen; y aunque enemigos, y preparados á la pelea, celebran un pacto de amistad y paz. Acabada la guerra toma mayor incremento la antipatía mutua, que se profesan Meléndez y su pretendido hijo, osando éste levantar la mano á su padre en una disputa.
Había ido al Casino para asistir á un concierto clásico, osando arrostrar la curiosidad obsequiosa de los empleados y el miedo á tropezarse con algunas de sus antiguas amistades.
El Capellanet hablaba del baile de la tarde, olvidado totalmente de su vida de seminarista y osando arrostrar los ojos de Pep. Margalida recordaba las miradas del Cantó y la arrogante postura del Ferrer cuando ella había pasado ante los atlots al entrar en misa. La madre suspiraba: ¡Ay, Siñor!... ¡Ay, Siñor!...
Al trabajador de nada le sirve la limosna de un aumento en el jornal: ya sabes que en esto no nos entenderemos nunca. Lo que necesita es justicia, ocupar el sitio que le corresponde, ser dueño de lo que produce. Las palabras de los dos hombres resonaban en el silencio del comedor. Todos callaban, no osando interrumpirles.
Fecha en la ciudad de Granada a 31 días de Agosto de 501 años. Yo el Rey. Yo la Reina. Por mandado del Rey e de la Reina, Gaspar de Gricio.» Cuando llegó Colón al puerto del Retrete en el cuarto viaje, después de reconocer las costas de Mosquitos y de Veragua, le hostilizaron los indios, osando llegar hasta cerca de los navíos, que estaban con el bordo en tierra.
Maltrana había realzado su triunfo manteniéndose en serena modestia, fingiendo no ver las miradas curiosas y admirativas. El señor Munster le hablaba ahora con respetuosa gravedad, no osando permitirse más bromas con un hombre que andaba a tiros y almorzaba luego tranquilamente sin acordarse del peligro.
Parecióme con lo que dijo pasarme el corazón con saeta de montero, y comenzóme el estómago a escarbar de hambre, viéndose puesto en la dieta pasada. Fué fuera de casa. Yo por consolarme abro el arca y, como vi el pan, comencélo de adorar, no osando recebillo. Contélos, si a dicha el lacerado se errara, y hallé su cuenta más verdadera que yo quisiera.
Palabra del Dia
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