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Actualizado: 16 de junio de 2025
La libertad individual no había llegado antes a un estado de mayor aniquilamiento doctrinario, pues era entendido que todo mal provenía de la perversidad del diablo o de la ira de Dios, todo bien de su gracia y toda autoridad de su voluntad, trasmitida por ordenación en la gerarquía eclesiástica y por herencia y unción o por usurpación y consagración en el orden político, ejerciéndose por delegación descendente.
Todos somos pecadores, don Máximo. Y aún puede hacer cosas peores, que... se sobrentienden..., ¿eh? No sofocarse. Sí, señor. Un sacerdote puede hacer todas las cosas malas del mundo. Si tuviésemos privilegio para no pecar, estábamos bien; nos habíamos salvado en el momento mismo de la ordenación, que no era floja ganga.
10 Vosotros, que en el tiempo pasado no erais pueblo, mas ahora sois pueblo de Dios; que en el tiempo pasado no habíais alcanzado misericordia, mas ahora habéis ya alcanzado misericordia. 13 Sed pues sujetos a toda ordenación humana por Dios, ya sea a rey, como a superior, 14 y a a los gobernadores, como de él enviados para venganza de los malhechores, y para loor de los que hacen bien.
El presuroso crecimiento de nuestras democracias por la incesante agregación de una enorme multitud cosmopolita; por la influencia inmigratoria, que se incorpora a un núcleo aún débil para verificar un activo trabajo de asimilación y encauzar el torrente humano con los medios que ofrecen la solidez secular de la estructura social, el orden político seguro y los elementos de una cultura que haya arraigado íntimamente, nos expone en el porvenir a los peligros de la degeneración democrática, que ahoga bajo la fuerza ciega del núcleo toda noción de calidad; que desvanece en la conciencia de las sociedades todo justo sentimiento del orden; y que, librando su ordenación jerárquica a la torpeza del acaso, conduce forzosamente a hacer triunfar las más injustificadas e innobles de las supremacías.
2 Así que, el que se opone a la potestad, a la ordenación de Dios resiste; y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí. 3 Porque los magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo. ¿Quieres pues no temer la potestad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es ministro de Dios para tu bien.
Y no obstante trascendía a clérigo, revelándose el sello formidable de la ordenación, que ni aun las llamas del infierno consiguen cancelar, en no sé qué expresión de la fisonomía, en el aire y posturas del cuerpo, en el mirar, en el andar, en todo. No cabía duda: era un sacerdote.
En el continente, por el contrario, prevaleció el absolutismo congénito del derecho divino sustentado por la Iglesia, y como, por la plasticidad del espíritu humano, todo régimen es un vivero de modalidades personales, una escuela de hábitos de pensamiento, de sentimiento y de acción, al finalizar los tiempos modernos estaban consolidadas por el tiempo las tendencias mentales de las poblaciones que se designan con el nombre de raza latina, y que explican su ineptitud para moverse dentro de las instituciones liberales, procedentes de la ordenación opuesta, que radica en el pueblo mismo la fuente del poder, con delegación ascendente.
Yo catorce; pero me corresponden dieciséis; Fulano, que estaba por debajo de mí en la Ordenación de pagos, tiene ya veinte, y yo llevo diez años con catorce. Pues yo decía D. Basilio , cuando estaba en mi ramo, llegué a veinticuatro por mis pasos contados. Con este desbarajuste que hay ahora, no se sabe ya por dónde anda uno.
Cabalmente, la ordenación nos impone deberes más estrechos que a los demás cristianos, y es doblemente difícil que uno de nosotros sea bueno. Y para serlo del modo que requeriría el camino de perfección en que debemos entrar al ordenarnos de sacerdotes, se necesita, aparte de nuestros esfuerzos, que la gracia de Dios nos ayude. Ahí es nada.
La guerra, así como es madrastra de los cobardes, es madre de los valientes, y los premios que por ella se alcanzan se pueden llamar ultramundanos. ¡Ea, pues, amigos, juventud valerosa, poned los ojos en aquel navío que se lleva las caras prendas de vuestros parientes, encerrándonos en estotro que en la ribera nos dejaron, casi, a lo que creo, por ordenación del cielo!
Palabra del Dia
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