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Actualizado: 30 de junio de 2025
No veo la tribuna do ardientes oradores, El pan de la palabra caliente derramaban, Y desde lo alto de ella terribles fulminaban, Rayos á los tiranos con santa indignacion; No veo el pueblo inmenso la catedral llenando, Oyendo los sonidos del órgano, suaves, Ni entre nubes de incienso cruzando por las naves Leopardos, quinas, leones, mirar con emocion.
Como quiera, ya que no es posible cambiar el corazon de los hombres, serán dignos de gloria y prez los oradores esclarecidos, que emplean en defensa de la verdad y de la justicia las mismas armas que otros usan en pro del error y del crímen. Al lado del veneno la Providencia suele colocar el antídoto. Ilusion causada por los pensamientos revestidos de imágenes.
En la noche á que nos referimos, nuestro hombre daba con sus pesadas manos tales palmadas, que sonaban como golpes de batán y los demás metían ruido dando porrazos en el suelo con los bastones. En vano pedían silencio y moderación los del interior, personas entre las cuales había diputados, militares de alta graduación, oradores famosos.
Muy rara vez se le veía en la biblioteca con un libro abierto; pero en cambio, por milagro perdía una sesión lo mismo de la sección de ciencias exactas, que de la de morales y políticas o literatura. Admiraba profundamente a casi todos los oradores, cuanto más campanudos mejor, y se enfadaba con Miguel cuando éste hacía burla de ellos.
Cada uno de nuestros oradores es un Temístocles; con tal que le dejen hablar, él le dirá también a la guerra civil, al pretendiente, a toda calamidad: Pega, pero escucha. ¿Qué más cosas querían ver esas gentes, qué más, sobre todo, querían oír en poco menos de un año? No hay previsión me decía uno días pasados. ¡No hay previsión! exclamé. Esto ya es mala fe. Y todo ¿por qué?
La Nela sintió escalofríos al verse acariciada por Choto. El generoso animal, después de saltar alrededor de ella, gruñendo con tanta expresión que faltaba muy poco para que sus gruñidos fuesen palabras, echó a correr con velocidad suma hacia Aldeacorba. Creeríase que corría tras una pieza de caza; pero al contrario de ciertos oradores, el buen Choto ladrando hablaba.
El nuevo Académico, a quien tengo la honra de contestar, se cuenta entre aquellos que vienen principalmente aquí a título de oradores, como Pacheco, Olózaga, Gonzalez Bravo y el citado Ríos Rosas. Su elocuencia parlamentaria y didáctica es harto digna de este premio.
Señor don Francisco Javier de Arriaza, primer Obispo de esta diócesis, empleó todos los esfuerzos de que eran capaces su autoridad y su fervor, contra tan profana ceremonia; que su sucesor hizo lo mismo, y que en el púlpito los oradores más afamados trabajaron con incansable celo en la propia obra; pero que todo fué en vano.
En menos de un año ¡qué de generales famosos no se han estrellado! ¡Qué de facciosos no se han perdonado! ¡Qué de gracias no se han dicho por varios insignes oradores! ¡Cómo en menos de un año ha dicho el uno un chascarrillo, y cómo le han contestado con otro y con otros! ¡Qué de insultillos ocultos del procurador al ministro, y del ministro al procurador! Cien veces ciento Mil veces mil.
El Rey, entre tanto, fomentaba secretamente el ardor de la Fontana, porque veía en él un peligro para la libertad. La tradición nos ha enseñado que Fernando corrompió á alguno de los oradores é introdujo allí ciertos malvados que fraguaban motines y disturbios con objeto de desacreditar el sistema constitucional.
Palabra del Dia
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