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Actualizado: 9 de junio de 2025
Pero prefiero aquel punto perdido en el declive de dos montañas que se recuestan perezosamente una en brazos de la otra, prefiero Tijuca con su silencio delicioso, sus brisas frescas, sus cascadas cantando entre los árboles y aquellos rápidos golpes de vista que de pronto surgen entre la solución de los cerros, en los que pasa rápidamente, como en un diorama gigantesco, la bahía entera con sus ondas de un azul intenso, la cadena caprichosa de la ribera izquierda, las islas verdes y elegantes, la ciudad entera, bellísima desde la altura.
Cuando la reina, su soberbia frente Quiere adornar con joya refulgente, De precio sin igual, Le dice al pescador: «Baja á los mares, Y róbale á sus genios tutelares La perla de sus urnas de cristal.» Y el pescador con ánimo sereno Del mar se precipita al hondo seno... ¡Al sepulcro talvez! Y por las frias ondas arrastrado Arranca su tesoro al mar airado, Que lleva de su reina ante los piés.
¡Patria! ¡Patria bendita, ramo de flores, que besan con sus ondas los roncos mares! Ya que fuiste la cuna de mis amores, ¡Oh! sé también la tumba de mis pesares. Noviembre 1898. BAJO LAS CA
Es tal la belleza de las campiñas, y su aspecto indica de tal modo el modesto bienestar de las poblaciones y el genio campestre ó agrícola que las domina, que el ojo no se cansa de admirar los sitios pintorescos y las ondas caprichosas de aquel mar de verdura extendido sobre enjambres de colinas, vallecitos profundos, planicies en miniatura y faldas de contornos risueños, dividiéndose en suaves planos inclinados que descienden en todas direcciones.
Lamentaba no poder ayudar á su ilustre jefe en este trabajo de la memoria. Pero aunque su voz era reposada y su gesto tranquilo, la inquietud hizo correr por su cuerpo ondas nerviosas de diversas temperaturas. Sabía perfectamente á quién se asemejaba el gigantesco gentleman, pero tuvo buen cuidado de no revelarlo al Padre de los Maestros.
Hay en el lenguaje vulgar frases afortunadas que nacen en buena hora y que se derraman por toda una nación, así como se propagan hasta los términos de un estanque las ondas producidas por la caída de una piedra en medio del agua.
El Bósforo de Tracia, el risueño golfo de Nápoles y la dilatada extensión del Tajo frente de Lisboa, son mezquinos, feos y pobres, comparados con la gran bahía de Río sembrada de islas fertilísimas siempre floridas y verdes, y cuyos árboles llegan y se inclinan hasta el mar y bañan los frondosos ramos en las ondas azules.
De aquellos montes se originan el Guadamellato al pié del alto cerro de Nuestra Señora de Luna, el Guadalbarbo que recibe las que nacen debajo del castillo de Cuzna, el Guadiato que vuelca límpidas ondas de varios arroyuelos del término de Belmez; de estas barreras secundarias resultan otros riachuelos de menos caudal.
He ahí por qué el mármol y el lienzo son inferiores a la música, que abre horizontes infinitos, dibuja catedrales medioevales, envuelve en nubes de blanca luz sideral, lleva en sus ondas invisibles mujeres de una belleza soñada, os convierte en héroes, trae lágrimas a los ojos, pensamientos serenos al cerebro, recorre, en fin, la gama entera e infinita de la imaginación...
Añadid á todo eso los silbidos de la locomotiva de algun vapor que atraviesa el lago, despertando los ecos de aquellos senos de granito y proyectando entre el cielo y las ondas su blanquísimo penacho de humo, y tendreis el cuadro completo que estimulaba nuestra admiracion.
Palabra del Dia
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