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En las estrechas calles, distribuídas en todas direcciones, cortándose, retorciéndose de un modo caprichoso, hervía la muchedumbre con inquieto oleaje, bañándose en un gozo vivo y espontáneo.

No se percibe el infinito, empero se siente, se oye, se le adivina así, siendo más profunda la impresión que con ello causa. Esto me sucedió en Granville, playa tumultuosa de gran oleaje y mucho viento donde termina la Normandía y comienza la Bretaña.

Los adivinaba en el oleaje del aire, en las sacudidas de las cosas, en el torbellino que encorvaba á los hombres, pero no repercutían en su interior. Había perdido la facultad auditiva: toda la fuerza de sus sentidos se concentró en la mirada. Sus ojos parecieron adquirir múltiples facetas, como los de ciertos insectos. Vió lo que ocurría delante de su persona, á sus lados, detrás de él.

Al fin, la madre subió a acostarlos; el padre, encendiendo el farol, fuese a inspeccionar la costa, y nosotros continuamos velando a nuestro enfermo, que se revolvía en su camastro cual si aun estuviese en alta mar, zarandeado por el oleaje. Para calmar un poco su puntura, calentamos guijarros y ladrillos, poniéndoselos en el costado.

En algunos lugares descendía rápidamente sobre el Mediterráneo, con el ligero declive de un baluarte, sin ninguna alteración que disimulase su derrumbe. En otros puntos su caída era más suave, creando un oleaje de piedra, montañas filiales que avanzaban sobre las olas, dibujando cabos y suaves golfos.

En los días de oleaje, Frayburu desaparece como tragado por las espumas, y vuelve a surgir por instantes con su color negro, su piel de monstruo marino y la franja de meandros de plata que lo ribetea.

La energía de Paula se ejercitaba en calmar aquel oleaje de pasiones brutales, y con más ahínco en obligar al que rompía algo a pagarlo y a buen precio. También ponía en la cuenta, a su modo, el perjuicio del escándalo.

Luego de admirar en el museo da la abadía los recuerdos artísticos de la dominación borbónica y la dominación muratesca, entraron en un restorán próximo, una trattoria con las mesas puestas en una explanada desde cuyas barandas podía abarcarse el espectáculo inolvidable del golfo, viéndose además el Vesubio y la cadena de montañas que se esfumaba en el horizonte como un oleaje inmóvil de rosa obscuro.

Estaba segurísimo de ello; y si no, ¿cómo era que todas las primaveras las había pasado sin percibir siquiera aquel perfume de azahar que exhalaban los paseos y ahora le enloquecía, enardeciendo su sangre y arrojando su pensamiento en la vaguedad de un oleaje de perfumes? No era menos cierto que hasta entonces había estado sordo.

Pasó la manifestación el puente, extendiéndose por el Arenal y las calles inmediatas. Eran obreros en su mayoría y jóvenes de la población cuyos sombreros se destacaban entre el oleaje de boinas y gorras.