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Actualizado: 23 de mayo de 2025


Era notable la abundancia de nombres españoles, tan queridos en los países alemanes, tales como María, Isabel, Luisa, Mariana, Gertrúdis y Francisca. En solo un pequeño espacio contamos mas de 15 Marías, lo que nos indicó la poética predileccion particular por la Vírgen. Es que la religion tiene sus sexos como las almas que la alimentan.

No yo el que tuvo Leandra; sólo que el padre nos entretuvo a entrambos con la poca edad de su hija y con palabras generales, que ni le obligaban, ni nos desobligaba tampoco. Llámase mi competidor Anselmo, y yo Eugenio, porque vais con noticia de los nombres de las personas que en esta tragedia se contienen, cuyo fin aún está pendiente; pero bien se deja entender que será desastrado.

Areche, Medina y Mata-Linares, autores de tantas atrocidades, recibieron honores y aplausos: pero el aspecto de las víctimas, sus últimos lamentos, sus miembros palpitantes, sus cuerpos destrozados por la fuerza de los tormentos, son recuerdos que no se borran tan facilmente de la memoria de los hombres; y debe perpetuarlos la historia para entregar estos nombres á la execracion de los siglos.

Esta obra extraña, que no tiene nada de poética, no merece que se le atribuya otra importancia, que la inherente á la inclusión en ella de los nombres y noticias de unos 330 poetas españoles.

A los almirantes extranjeros los llamaba con estrafalarios nombres, ya creados por él, ya traducidos a su manera, fijándose en semejanzas de sonido.

Cuestión de nombres, propia de retóricos ociosos. ¿A qué buscar más enseñanza ni más transcendencia en un libro, que deja al fin la impresión de salud robusta, de frescura patriarcal y de primitivos afectos que deja en el alma El sabor de la tierruca? Y en cuanto al nombre, el autor no le ha dado ninguno.

Pero erraron esta vez, como otras muchas veces, sus tiros los demonios porque en lugar de salir con sus intentos, perdieron la presa; llenóse el miserable todo de pavor, y miedo, porque el corazón le decía que esta era cosa del infierno, y no sabía cómo echarlos de ; había oído decir que los dulcísimos nombres de Jesús y de María tenían poder contra esta canalla, pero no se ofrecían á la memoria, hasta que después de mucho trabajo se le ofrecieron y los pronunció: entonces los demonios, como si se viniese abajo toda la casa, huyeron con gran furia, y él, curado en el alma de sus liviandades, entró por el camino de la salvación, con más firmes propósitos y más seso que antes; y con tal mudanza y arrepentimiento de sus yerros, que estando aún con la fiebre se levantó de la cama y fué corriendo á echarse á los piés del P. Caballero, y con más lágrimas que palabras le pidió el santo bautismo.

NARV. ¿Por qué tan humilde quieres Ofender tus altos nombres? ARR. Porque todos somos hombres Hablando con las mujeres. Mal mi palabra cumplí. Pues has visto lo que pasa, Ves aquí, señor, mi casa: Abrásame en ella a .

Su última mirada fue para la lontananza del camino del Vivero por donde había visto desaparecer entre nubes de polvo los coches. «¡Estamos buenosiba pensando por las calles. Era enemigo de dar nombres a las cosas, sobre todo a las difíciles de bautizar. ¿Qué era aquello que a él le pasaba? No tenía nombre.

En aquella ocasión Tiburcio dio pruebas de lo bien que se enteraba de todo, señalando a su señor los más conspicuos caballeros y las más garridas damas, que en aquella procesión se parecían, y diciendo sus nombres, sus cualidades y su historia. Nadie llamó tanto la atención de Miguel de Zuheros, como una dama muy hermosa y muy joven que iba cerca de la Reina.

Palabra del Dia

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