Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de mayo de 2025
Experimentó la sensación de un grave peligro, el sobresalto nervioso que avisa. Temblaron sus rodillas, se contrajeron como si fuese a desplomarse de miedo. ¿Es que me encuentras viejo para ti? murmuró en sus oídos una voz suplicante . ¿Es que nunca podrás quererme?...
Bailó, cantó, pronunció discursos políticos sobre una mesa, imitó el pavo y el cerdo, y por último, ya muy tarde, cuando el afán me devoraba y la impaciencia me tenía nervioso y aturdido, dio con su noble cuerpo en tierra, cayendo inerte, como un pellejo de vino.
No había ejemplar más a propósito para el estudio. D. Pantaleón comenzó por observarle atentamente durante horas enteras. Esta atención inesperada escamó muy pronto al Clavel. La mirada de Sánchez le ponía inquieto, nervioso. A los pocos minutos no podía menos de levantarse del sitio donde se hallaba para ir a tumbarse más lejos.
D. Álvaro dirigió una mirada oblicua a la doncella y se apresuró a decir, algo acortado: Despáchate pronto y enséñale el gabinete azul. Si desea dormir en otro lado, puedes mostrarle también el que llamáis cuarto del obispo. Otra vez quedó solo y otra vez emprendió su paseo nervioso de un ángulo a otro de la cámara.
Dijo; y afectando la gravedad de un Mecenas, miróme el Duque de Cantarranas con expresión de superioridad, no sin hacer otro gesto nervioso que parecía hundirle la nariz, romperle la boca y rasgarle el cuero de la frente, de su frente olímpica en que resplandecía el genio apacible, dulzón y melancólico de la poesía sentimental. Aquello me turbó. ¡Tal autoridad tenía para mí el prócer insigne!
Porque si bien entre los hombres es frecuente, entre los perros no lo es tanto. Y no sólo se le declaró enemigo irreconciliable, sino que logró arrastrar á otro sujeto con quien no había tenido en la vida reyerta alguna, el perro de Tomasón el molinero. Tanto le odiaba el uno como el otro. No sorprenderá, pues, que Talín caminase nervioso como su amo, aunque por diferente motivo.
María Teresa bastante turbada presentó a los dos jóvenes, aunque ya se conocían de Etretat. Huberto saludó sin levantarse. Para él, Juan no era más que un empleado. La joven advirtió esta actitud, se ofendió y queriendo evitar a Juan una humillación, trató de distraer su atención preguntándole vivamente: ¡Y bien! Juan ¿cómo ha dejado usted a mi padre? Está muy nervioso.
Nada de entrar, como debiera, en el carácter de la querellante, de hacer resaltar el trastorno crónico de su sistema nervioso, la violencia sorprendente de sus sentimientos, lo mismo el amor que el odio, la susceptibilidad enfermiza de su amor propio que parecía desprovisto de piel y en carne viva siempre; nada de buscar, en fin, el origen, el verdadero génesis de aquella acusación extraña.
Si la accion de la belladona sobre el cerebro y sistema nervioso de la vida de relacion es directa y activa, la de arsénico en los mismos órganos es indirecta y pasiva; si la una oprime exaltando, el otro exalta oprimiendo; la electividad, en fin, de la belladona se dirige á los centros vasculares, mientras que la de arsénico está en las estremidades, en los capilares.
El tren acababa de entrar en la estación del Bragado, y de entre la concurrencia bastante numerosa que ocupaba el andén había salido este grito: ¡Señor Melchor Astul! El llamamiento se repitió hasta que, parado el convoy, descendieron los tres amigos, y Melchor, impresionado y nervioso, abriéndose paso por entre la concurrencia, respondía a los llamamientos gritando: ¡Aquí!... ¡Aquí!...
Palabra del Dia
Otros Mirando