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Actualizado: 8 de junio de 2025
Se puso tan nervioso, que la bondadosa señora, para completar su caritativa obra, mostrose propicia a ir en aquel mismo momento al cuarto del severo esposo. Mario no pudo contenerse; poco menos que la hizo salir a empujones de la habitación. Ella sonreía dulcemente llamándole loco. ¡Qué zozobra! ¡qué congojas las de los novios mientras permaneció por allá!
En estas personas, por pequeña que sea la irritacion, y aun por poco estendida que esté á la membrana mucosa, da lugar á síntomas generales en los que el sistema nervioso juega el principal papel: como laxitud, dolores agudos, calosfríos, espasmos; el acónito no deja de estar indicado en ellos, aunque la afeccion local no tenga grande importancia por sí misma.
Un temblor nervioso hizo aguda y cortante la voz de Freya. Sus ojos tomaron un brillo malsano. Miró á su acompañante como si fuese un enemigo cuya muerte deseaba. Pues bien, sépalo usted. Yo aborrezco á los hombres: los aborrezco porque los conozco.
A los cinco minutos de entrar sentía ya una picazón, un malestar nervioso insoportables... Vamos, coraje. Tu l'as voulu, Georges Dandín! En peores me he visto y sabe el cielo si en peores no me veré aún. Almorcemos. Paso sobre el menú por decoro. ¿Y ahora? Son las 12 del día, ¿qué hacer?
Apeose de ella un hombre de cabello escaso, gris y cortado al rape, pequeño, nervioso con todo el exterior, la fisonomía, la madurez y la previsión de un hombre poco ordinario y preocupado de asuntos graves hasta en viaje. Perfectamente vestido, por otra parte, su aspecto revelaba costumbres elevadas de situación, de mundo y de rango.
El anacardio es análogo por el conjunto de sus efectos á aquellas constituciones en las que el sistema nervioso está afectado, ya por el esceso de trabajos intelectuales, ya por la alteracion repetida de la sensibilidad, el hábito de las emociones y de los estimulantes morales, de las pasiones y de los placeres sensuales.
Su cuerpo estaba nervioso, a juzgar por los crujidos que dejaba escapar la silla. De vez en cuando fijaba en Genoveva una larga mirada en que se vislumbraba un deseo inquieto y temeroso y cierta lucha interior con algún pensamiento que la preocupaba.
Dejarlos que se maten. Más valía la vida de su padre que la de aquellos chisperos. El conde escuchó sin ruborizarse las calurosas expresiones de su hija, cosa que me parecía imposible. Llegó, por fin, la hora crítica de las nueve de la noche. Había comido muy poco. Estaba nervioso, como si fuera a batirme.
De noche, sobre todo, tomaba estruendosas perras, berreaba mucho y no dejaba que ni donna Olimpia, ni Teletusa, ni el corsario, pegasen los ojos. El corsario, durante tres noches, lo aguantó todo por galantería; pero en la noche cuarta, se puso tan nervioso y tan frenético que apenas nos atrevemos a decir lo que hizo, tanto es el horror que nos causa.
Es con frecuencia preferible á cualquier otro medicamento en las disenterías de esta edad, á causa de la estremada susceptibilidad del sistema nervioso y de la mucosa intestinal, ya con violento tenesmo, ya con parálisis de los esfínteres ó que su relajacion espasmódica dé lugar á evacuaciones involuntarias.
Palabra del Dia
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