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Robledo, que pasaba á caballo entre los grupos, adivinó por algunas palabras sueltas la cólera que empezaba á conmoverlos. Precisamente en aquellos momentos la expedición iba desfilando ante la antigua casa de Pirovani. Las mujeres eran las que se mostraban más furiosas y lanzaron los primeros gritos agresivos mirando las ventanas del edificio. ¡Muera la Cara Pintada! ¡Muera la gran...!

Vuelvan ustedes, por de pronto, al orden y a la compostura que.... No nos da la gana. ¡Que baile el can-can! ¡Muera! Y otra vez la sinfonía de pitos rasgó el aire. No pedimos nada que no sea nuestro explicó Amparo con gran sosiego . Es imposible que por más tiempo la Fábrica se esté así, sin cobrar un cuarto.... Nuestro dinero, y abur.

Compañeros de mis primeros días, he querido que también lo fuesen ustedes de mis últimos momentos, para que mi vida se extinga tan dulcemente como empezó; y ahora que lo todo, no se opondrá usted a bendecir nuestro enlace... ¡Qué muera siendo suya! ¡Qué en mi hora suprema deba a usted esa dicha, la esperanza y la dicha de toda mi vida!

10 Entonces mandó el rey al mismo Ebed-melec etíope, diciendo: Toma en tu poder treinta hombres de aquí, y haz sacar a Jeremías profeta de la mazmorra, antes que muera. Y lo hizo así Jeremías. 13 Y sacaron a Jeremías con sogas, y lo subieron de la mazmorra; y quedó Jeremías en el patio de la guarda.

El amor tiene que recibir satisfacción. En la plena felicidad muere, pero después de haber vivido. Conservarle la vida de miedo de que muera, es como matarse porque se tiene que morir. Pero la vida del amor depende de una condición: la observancia de las leyes. Piense usted en su difunta hermana. ¿Qué habría deseado usted para ella, si hubiera vivido? Que hubiera amado a un hombre que la amara.

¿De qué se componían los glóbulos que me proporcionaron mi maravillosa curación? Amigo mío, ese es mi secreto; pero puesto que a usted le debo mi fortuna, se lo diré, si me promete, si me jura, no decirlo mientras yo viva. En cuanto muera, queda usted en libertad para proclamarlo a los cuatro vientos.

Tiemble al contacto de la forma pura dándole abrigo, la feliz arena, muera yo luégo, y del sepulcro frio repose al lado. La tarde muere; la sombra se extiende por todas partes, y con el dia concluyen los gorjeos de las aves.

En fin, pues fui entonces cobarde y necio, no es mucho que muera ahora corrido, arrepentido y loco.

En resolución, ¡viva la andante caballería sobre cuantas cosas hoy viven en la tierra! ¡Vivan en hora buena -dijo a esta sazón con voz enfermiza maese Pedro-, y muera yo, pues soy tan desdichado que puedo decir con el rey don Rodrigo: Ayer fui señor de España... y hoy no tengo una almena que pueda decir que es mía!

No me digas que no te coja, porque te cojo, aunque me muera y me eches al infierno... Sor Natividad te falta; para que lo sepas; te falta con el Padre Pintado.... En fin, hija, que era un horror. Suprimo las flores que iba entreverando, porque me ardería la boca».