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Actualizado: 22 de junio de 2025
Al fin, de todo aquel tranquilo rincón del mundo, no percibió más que las ruinas del fuerte, dibujando sus masas sombrías en el fondo azul del firmamento, y la torre, que, según la expresión de un poeta, como un dedo, señalaba el cielo con muda elocuencia. Por último, toda aquella perspectiva se desvaneció. Stein ocultó sus lágrimas, cubriéndose con las manos el rostro. Capítulo XVI
Veamos lo que sucede sin el movimiento del ojo; moviéndose la columna sola, nada se altera sino ella: los demás objetos continúan proyectados en los mismos puntos. Luego la simple vista nos presenta dos órdenes de fenómenos de movimiento totalmente diferentes. 1.º Uno en que todos los objetos mudan de posicion. 2.º Otro en que solo la muda uno.
¡Ah, mal corazón! ¡Mala hermana!... ¡Y cuán poco te conocía! Estos reproches de Fermín, dichos con voz entrecortada, como si fuese a llorar, causaron más efecto en María que las amenazas y violencias de antes. Fermín... quería ser muda para que no sufrieses; porque sé que la verdad te hará daño. ¡Ay, Jesús mío! ¡Destrozarles el alma a los dos hombres que más quiero!...
Su boca muda se estremecía con nerviosas contracciones, lo mismo que si hablase á un ser misterioso que no necesitaba del sonido para oir.
Ella había salido al encuentro de mi camino, en el que sólo había encontrado hasta entonces seres indiferentes. Yo no sé cómo amé a Valentina; pero cuando la veía, cuando ella me hablaba, la sangre no corría por mis venas, enmudecía y me abstraía en la muda contemplación de aquella criatura.
La marquesa, la anciana señora de virtud intachable, de educación exquisita, escuchaba aquel torrente de denuestos muda e inmóvil, con la cabeza baja y las lágrimas en los ojos, semejante a la estatua de la paciencia, contemplando sus propios sufrimientos.
Sin decir palabra, con cólera muda, cayó sobre el infeliz muchacho, y á pescozones y puntapiés lo arrojó de la taberna. Luego, jadeante y pálido, se acercó al mostrador. Oye, niña, ¿no te he dicho que no me da la gana que ese granujilla ponga los pies en esta casa? ¿Es que te quieres divertir conmigo? Y alzando al mismo tiempo la mano, le dió un golpe en el rostro.
Toda mudanza envuelve un tránsito del no ser al ser. La mas ligera mudanza no es concebible sin este tránsito. Todo lo que se muda, es de otra manera despues de mudado que antes de mudarse; luego tiene este modo de ser que antes no tenia. Este modo, antes no existia, ahora existe: ha pasado pues del no ser al ser.
Luego, como si creyera que el instante acechado a través de tantos días acababa de presentarse, descendió de la alcoba, cogió de encima de un taburete rojiza caja de marfil, y habiendo sacado de su interior un librejo centenario, prorrumpió: Todo se cambia, es cierto; y acaso verná un día venidero en que me darás al verdugo tú; pero en aqueste libro, que fizo el sabio Abentofail, se enseña la dicha que no muda sino para crecer.
Y fuéme peor, pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres.
Palabra del Dia
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