Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de mayo de 2025
Tónica mostrábase aturdida por la declaración. La presentía desde mucho tiempo antes, pero habla llegado a dudar de ella en vista de la timidez de aquel niño grande.
En todos sus actos mostrábase el hombre bestia aún, sin ser por eso estúpido y sin carecer de elevación de miras.
Baltasar enfriaba a ojos vistas: a cada paso mostraba más cautela, adoptaba mayores precauciones, descubría más su carácter previsor y el interés de esconder su trato con la muchacha como se oculta una enfermedad humillante. Mostrábase aún tierno y apasionado en las entrevistas; pero se negaba obstinadamente a acompañar a Amparo dos pasos más allá de la puerta.
La señora mostrábase satisfecha de su protegido. Los elogios de los amigos, gente seria y parca en la admiración, los aceptaba como otros tantos halagos a su amor propio. Isidro era su obra. Además, le quería por su carácter tranquilo, por su timidez, que le hacía permanecer horas enteras en una silla, sin atentar a la limpieza de su salón y al buen orden de las cosas, que eran en ella una manía.
Pero el fugitivo, por un resto de prudencia, mostrábase con las sotanas, como él decía, fríamente cortés y reservado, temiendo que le expulsarán si manifestaba su pensamiento. Sólo un clérigo de los que veía en el claustro alto le había inspirado confianza. Era un jovencito de aspecto miserable, con los hábitos raídos; un cura de monjas de uno de los innumerables conventos de Toledo.
A proporción que la distancia del camino se abreviaba, el asno mostrábase muy ligero y andarín, como si el olor de una gran población y famosísima corte le anunciase el próximo encuentro de algunos individuos de su numerosa familia.
El imponente don Sebastián, que hacía temblar con una mirada al cabildo y a todos los curas de la diócesis, mostrábase alegre, fraternal y confianzudo cuando de tarde en tarde veía a Tomasa. Era el único recuerdo vivo que quedaba de su infancia en la catedral.
Nélida mostrábase inquieta y displiciente, como si para ella fuese un tormento permanecer al lado de su madre. Por detrás de la cabeza de ésta hacía señas a Fernando; le hablaba con el movimiento silencioso de sus labios. «Vámonos: déjala.» Pero él no podía obedecer, retenido por las palabras amables y las miradas de la señora, que se enfrascaba en un elogio de las cualidades de su hija.
La verdad es que se iba cansando del chico; la adoración ferviente sin límites que éste la tributaba, llegó a empalagarla. ¡Tal es la condición humana! Este cansancio manifestose en frecuentes enojos y desabrimientos, sin motivo alguno la mayor parte de las veces. Mostrábase amable con todo el mundo menos con Miguel, para quien reservaba tan sólo su mal humor.
Te conozco, Malo... Pierdes el tiempo enseñándome esas asquerosidades... Mi carne está muerta... Gloria al Señor... La impureza no entrará en la casa de su siervo. Maltrana, en la apacible calma de su nueva existencia, terminó pronto el libro del marqués de Jiménez. El grave prócer mostrábase satisfecho del trabajo.
Palabra del Dia
Otros Mirando