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Actualizado: 1 de noviembre de 2025
Esta vez Liette no pudo reprimir una franca carcajada, y respondió besando tiernamente a aquella cabeza a la que las canas no habían llevado la razón: Nadie podría reemplazarte conmigo, querida mamá, y la de Candore menos que otra... No la conoces; es una mujer superior, pero tan convencida de su superioridad, que el común de los mortales no existe para ella.
Dale ese sí: que le oiga de tu boca y será el más feliz de los mortales. ¿Y cuándo? ¿Y de qué suerte? No: no le digas nada. Tengo vergüenza. Cállate; cállate por piedad. Que se vaya y me deje tranquila en mi retiro. Ea, mujer, no seas desatinada. ¿Cómo se ha de ir sin contestación, después del paso que ha dado?
Poco más de dos minutos, que nunca olvidarán los mortales que han presenciado esta gran tragedia, duró el eclipse total. El pueblo seguía aclamando á Dios, con los brazos alzados al cielo, con las lágrimas en los ojos.....
Los rugidos mortales de las armas al estremecer el aire no dejaban en él ninguna huella óptica. No había otro humo que el de la explosión, las espirales negras que elevaban los grandes proyectiles al estallar en el suelo. Estas columnas surgían de todos lados.
Cuando recibas el golpe, si tienes tiempo a pensar, ya sabes quién te lo ha dado. Estas palabras desgarraron el corazón magnánimo de D. Laureano. La vida es dulce a todos los mortales, pero muy especialmente lo era para aquel hombre venerable. Recibir una puñalada por la espalda sin aviso de ninguna clase, le era profundamente desagradable.
A pesar de los siglos pasados nos sentimos tan jóvenes como los primeros mortales, despertando á la vida en el seno de la madre bienhechora; hasta somos más jóvenes que ellos, puesto que tenemos plena conciencia de nuestra vida. La tierra es hoy tan bella como el día que nutría á los Centauros, y nosotros, más que esos monstruos, llevamos en nuestro pecho un corazón de hombre.
He pasado la noche revolviendo todas estas cosas en mi pobre cabeza, buscándoles una conclusión, que busco aún. Puede ser que debiera dejar sin retardo esta casa y este país. La prudencia lo querría así. Esto no puede acabar bien. ¡Cuántos mortales pesares se evitarían á menudo con un solo instante de valor y decisión!
El poeta, con su corazón elevado y creyente, y con su amor inmenso, rasga el velo que oculta á los ojos de los mortales el reino de Dios; ábrese el cielo, lleno de nubes rosadas, que se mueven en todas direcciones, y de rostros angelicales resplandecientes, iluminando al linaje humano esos rayos sagrados, hasta los abismos más profundos de lo finito, hasta que todas las miserias de la tierra desaparecen ante el esplendor del astro del cielo.
He hecho algunos viages, y he visto otros mortales muy inferiores á nosotros, y otros que nos son muy superiores; mas ningunos he visto que no tengan mas deseos que verdaderas necesidades, y mas necesidades que satisfacciones. Acaso llegaré un dia á un pais donde nada haga falta, pero hasta ahora no he podido saber del tal pais.
Un tañido para Hermana de la Caridad o Hermanita de los Pobres, dos para fraile o clérigo, tres para dignidad eclesiástica: a los simples mortales les anunciaba de palabra un criado, y gracias si se quitaba la gorra.
Palabra del Dia
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