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Nuestro poeta muestra, al parecer, afición singular á describir seres humanos que crecen aislados de los demás mortales, repitiéndose este pensamiento en otras muchas obras suyas, como, por ejemplo, en Las cadenas del demonio, Apolo y Climene, La hija del aire, Leonido y Marfisa, El monstruo de los jardines y Eco y Narciso.

... son vergajos de cuero para que pueda ser vapuleado sin recibir golpes mortales... ¿Y las hachas de viento? ¿Y los cohetes? Todo está dijo uno sin poder disimular su gozo . El figurón vestido de todas armas a la antigua que ha de presentarse en lugar de lord Gray aguarda en aquella casa. Mamarracho igual no le ha visto Cádiz. Pero D. Pedro no parece...

Lo que es D. Joaquín no se mostraba menos elegante ni menos satisfecho, aunque harto menos bonito, y dejando notar en la flojedad de sus piernas y en el temblor de sus manos que lo que llaman vulgarmente el bajón iba llegando para él, y que así para él como para los demás mortales, no pasan en balde los años.

En cuanto a Enrique IV, mirábale después del descubrimiento de los manejos ingleses con prevención, y tras de la paz de Vervins como inútil y aun perjudicial á sus intereses . No era el Rey quien le llamara maestro de cuentos: la frase debía proceder de un ofendido ó de un chusco, á juzgar por la respuesta: «Que no es malo saber cuentos, pues que enseñan entreteniendo; que cuando el que le criticaba supiera muchos, sabría más que ignorándolosSin embargo, los cuentos ó las indiscreciones granjearon á Antonio Pérez enemigos mortales en las familias de Guisa y de Montpensier, sin contar los de menos altura.

El señor Macey consideró esta interpretación como un absurdo, visto que la ley no podía tener más diferencias con los médicos que con las demás personas. Agregó que si estaba en la naturaleza de los médicos el desear menos que los demás mortales el ser constable, ¿cómo era que el señor Dowlas deseaba tanto proceder en aquella calidad?

Mil veces más elevadas eran y son sus miras. Noble curiosidad nos impulsó y nos impulsa. Anhelamos desgarrar el velo en que Naturaleza se envuelve aún y se encubre a nuestros ojos mortales.

El universo está lleno de tales seres. ¿Por qué eran tan groseros sus sentidos que no los percibían? ¿No podría él evocarlos, formar pacto y alianza con ellos y adquirir virtudes, poder y fuerzas superiores a cuanto posee la generalidad de los mortales de su misma especie?

El problema más difícil que hay que resolver, la suerte te le dio resuelto desde el principio. En la más penosa e ingrata tarea en que los hombres tienen que emplearse no te has empleado , pudiendo elevarte así sin estorbo hasta una posición donde tanto la felicidad como la infelicidad tienen superior magnitud a las del vulgo de los mortales.

Y así continuarían, años y más años, hasta amontonar una suma considerable de millones. Robledo pensaba con melancolía en el destino de su riqueza enorme. Llegaba á él cuando era viejo y no podía sentir la tentación de los placeres que engañan y entretienen á los demás mortales.

Ya le parecía haber entrado en una de las ratoneras que el genio de la especie tiene armadas siempre para los mortales. Sin embargo, no era todavía bastante filósofo para dejarse estrangular como un mísero ratón sin tratar de romper la malla. Estaba resuelto a luchar aunque persuadido ¡ay! de que en la lucha sería vencido. Apenas pudo trabajar aquella mañana.