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El Alcázar está en escombros, quedando apénas los hermosos y vastos jardines bastante abandonados. Los demas objetos curiosos lo son mas bien por obras de arte español que como monumentos moriscos. La mezquita con sus accesorios ocupa una vasta extension: es un grandioso edificio cuadrado, con diversas fachadas y de singular sencillez en su conjunto.

Cedió al fin Felipe III á la opinión de la junta nombrada al efecto y en la que se encontraba el inquisidor general, y dió aquella célebre orden de expulsión de los moriscos del reino, impolítica y cruel medida, con la cual se disminuyó grandemente la población de España, pues perdió un millón de habitantes, se quitaron brazos á la agricultura y se deshicieron multitud de familias.

La casa de Gerif era de apariencia; la puerta de entrada salía a uno como vestíbulo ancho y espacioso, sostenido en redondo por arcos moriscos, formado cada uno por cuatro pilastras arabescas.

El soldado recogió sus ayudas y muletas, aseguró el zoquete que mantenía la siniestra rodilla, y en conserva de su gozque enderezó derecho a la casa de Gerif, donde se admitían en fiesta aquella noche los principales moriscos de la aldea.

, traidor, y de la manera más criminal que puede ser traidor un vasallo: manchando ante la historia el nombre de su señor... porque tu nombre aparecerá manchado en la historia por esa tiranía feroz inmotivada contra los pobres moriscos; por esa codicia innoble que les robó. La mirada del rey se hizo vaga.

La letra del romance trata generalmente de asuntos moriscos, o refiere piadosas leyendas o tristes historias de reos. Este famoso y antiguo romance que ha llegado hasta nosotros, de padres a hijos, como una tradición de melodía, ha sido más estable sobre sus pocas notas confiadas al oído, que las grandezas de España, apoyadas con cañones y sostenidas por las minas del Perú.

Con la venida de la Casa de Austria a España decía yo se inauguró un sistema de intolerancias contrario a las doctrinas de paz y caridad y verdadera libertad proclamadas por Jesucristo. Se debía haber empleado la persuasión, la dulzura, la caridad, y se empleó el rigor y la dureza por casi todos los encargados de la expulsión de los moriscos.

Se efectuaron algunas prisiones, pero entonces un vecino de Triana llamado García Montano, hombre que gozaba de crédito, alzó su voz cuando empezaban los injustos castigos, y unido á otros cristianos acudieron al Asistente, marqués de Montesclaros, haciéndole presente cuán sin fundamentos eran las voces que contra los moriscos se habían levantado.

Ni el duque ni nadie podía prever que don Juan de Aguilar tuviese la fortuna de aterrar á los infelices moriscos en la primera batalla; ni el duque ni nadie podía prever que los enemigos exteriores de España no se aprovecharan de aquellas circunstancias. Pero el duque fué traidor y torpe. ¡Traidor!

Dado el grito de alarma, toda la aldea, moriscos y cristianos, chicos y grandes, hombres y mujeres, corrieron al puente, y bajaron en todo lo largo de la orilla, cuál con hachas encendidas, cuál con cuerdas, cuál con tablas, y todos con voluntad de arriesgar su vida a trueque de salvar a la infeliz María.