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Actualizado: 4 de junio de 2025


Pues ó he perdido la memoria y el tiento, ó todo junto decía Quevedo , ó se encaminan á la portería de Damas; paréceme que se paran: ¡adelante y chito! suena una llave, se abre una puerta, entran... ¡ah! esa momentánea luz... el cuarto de la reina... ¿será posible? ¿me habré yo engañado pensando bien de una mujer? Merecido lo tendría. ¿Pero quién va? Había oído pasos Quevedo.

Este eretismo repentino ó consecutivo al estupor, á la inercia momentánea, se observa en todos los aparatos y en todas las funciones. El moral ofrece, por una parte, la postracion, la indiferencia, la falta de atencion y de memoria; y, por otra, la ansiedad, la agitacion, el mal humor, la irritabilidad.

Toda vida inocente tiene derecho á disfrutar momentánea dicha, cuando el individuo, por inferior que sea la escala en que la Naturaleza le haya colocado, rompe el estrecho límite de su Yo individual, quiere una perpetuación de mismo, y en medio de su obscuro deseo penetra en el infinito do debe perpetuarse.

Después de una pausa momentánea, añadió desde la oscuridad: Y el corazón me duele. Sucediose un silencio embarazoso. Los hombres se miraron entre y después al fuego.

Don Marcelo no deseaba saber nada: tenía miedo á la verdad. Sin embargo, preguntó por el conserje. Ahora que estaba despierto y libre, acarició la esperanza momentánea de que todo lo visto por él en la noche anterior fuese una pesadilla. Tal vez vivía aún el pobre hombre... Lo mataron, señor... Lo asesinó aquel hombre que parecía bueno... Y no dónde está su cuerpo: nadie ha querido decírmelo.

Pero dada la exaltación momentánea de su ánimo y su temperamento excesivamente impresionable, y como quiera que ya hace algunos días que no pone los pies en esta casa, tampoco sería prudente dejar de escribirle. Y ante todo, ¿de dónde ha sacado usted que yo le desprecio?

Los hombres se mostraban peores al volver á sus casas durante una paz momentánea. Habían olvidado el valor de la vida humana. Además, todos eran alcohólicos. Durante sus campañas, los gobernantes les facilitaban en abundancia el vino y los licores fuertes, sabiendo que un hombre en la inconsciencia de la embriaguez teme menos á la muerte.

Las «aspirantes a pingüinos», colocadas entre los dos grupos, cazaban las sonrisas de unas y las palabras de otras, aprovechándolas para entablar conversación. Estaban contentas de la vida íntima del buque, que no exige presentaciones para que las personas se conozcan. A pesar de la falta de cordialidad de los dos grupos, casi todos los días se establecía entre ellos una momentánea relación.

Un "rápido" pasó por la vía paralela disparando un silbato estridente; y la mancha momentánea de los coches osciló en la penumbra del paisaje rayándolo confusamente. Ahora era un paisaje sombrío, todas las cosas exaltaban sus formas como una fantasmagoría. Techos y árboles sobrenadaban en la indecisión de la llanura. Una lucecilla, muy lejos, se encendió temblando como insecto de oro.

De vez en cuando brillaban sus ojos con siniestro fulgor, como si el alma del anciano fuera presa de un incendio, que se manifestara solo de tarde en tarde por una rápida explosión de cólera y momentánea llamarada. Esto lo reprimía el médico tan pronto como le era posible, y trataba entonces de parecer tan tranquilo como si nada hubiera sucedido.

Palabra del Dia

deshice

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