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Actualizado: 15 de junio de 2025
Nuestras señoras han sido las últimas en esta moda como en otras, pero no las que han sabido apreciar menos el valor de un álbum: ni es de extrañar: el libro en blanco en un templo colgado todo de sus trofeos, es una lista civil, su presupuesto, o por lo menos el de su amor propio.
Entonces estaba muy de moda entre los jóvenes pudientes de aquí, irse á San Juan de Luz y á Bilbao, con motivo de unos célebres partidos de pelota que había á cada paso entre vascongados y bayoneses.
Después, durante el verano, siguieron conversando y bailando en las playas del Atlántico más de moda. Miss Margaret era la hija única del difunto Archibaldo Haynes, que había reunido una fortuna considerable trabajando con éxito en diversos negocios.
Y bajo de ellos, máquinas que encadenan y obligan a trabajar a las fuerzas misteriosas y malignas; almacenes de víveres como los de una ciudad que se prepara a ser sitiada; depósitos de mercaderías, fardos de telas, maquinarias agrícolas, artículos de construcción, riquezas de la moda; todo lo que necesitan los pueblos jóvenes para el desarrollo de su adelanto vertiginoso.
Así traen á su Pais la moda, la cortesía afectada, el ayre libre, y el ánimo inclinado á vituperar en su propia Patria todo lo que no sea conforme á lo que han visto en la agena.
Hacían de un vestido siete, y era un prodigio el verlas volverlo de arriba abajo, y estirar y encoger sombreros, y aprovechar para cinco o seis cosechas de la moda las mismas espigas y los mismos pepinillos y otros vegetales contrahechos, de prendidos y sombreros.
Compararé sus obras con flores hermosas de las que alguien, acaso, extraiga saludable bálsamo y de las que alguien también acaso extraiga mortífera y dolorosa ponzoña. Lo que no se puede negar, es que ambos dramas están inspirados por ideas y doctrinas muy en moda ahora.
Siempre que hablaba á solas con Torrebianca, éste hacía desviar la conversación hacia el asunto principal de sus preocupaciones: el mucho dinero que se necesita para sostener un buen rango social. Tú no sabes lo que cuesta una mujer: los vestidos, las joyas; además, el invierno en la Costa Azul, el verano en las playas célebres, el otoño en los balnearios de moda...
Vichy se le hacía insoportable, y más desde que vio que la estación terminaba, que se vaciaba el Casino, que se marchaba la compañía de ópera y que emigraban las brillantes golondrinas de la moda.
Clementina en este punto era una gran artista. Sabía vestirse de tal modo que las telas, ni por sus vivos colores, ni por su riqueza, atrajesen demasiado la vista en perjuicio de la figura. Comprendiendo que el traje en la mujer no debe ser un uniforme sino adorno, un medio de hacer resaltar las perfecciones con que la naturaleza la hubiese dotado, no obedecía ciegamente a la moda.
Palabra del Dia
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