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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Pero La Rioja actual es una provincia argentina que está al norte de San Juan, del cual la separan varias travesías, aunque interrumpidas por valles poblados. De los Andes se desprenden ramificaciones que cortan la parte occidental en líneas paralelas, en cuyos valles están Los Pueblos y Chilecito, así llamado por los mineros chilenos que acudieron a la fama de las ricas minas de Famatina.

La despreocupación religiosa era general en las minas: sólo se pensaba en el dinero y el trabajo. Era viudo, con una hija, y para ligarse más íntimamente con sus protectores, la tuvo durante seis años en un colegio de Inglaterra, volviendo de allá la muchacha con un exterior púdico y unas costumbres de confort que regocijaban á toda Gallarta.

Como la Nela hay muchos miles de seres en el mundo. ¿Quién los conoce?, ¿dónde están? Están perdidos en los desiertos sociales... que también hay desiertos sociales; están en lo más oscuro de las poblaciones, en lo más solitario de los campos, en las minas, en los talleres.

Y no es un novio cualquiera, según todas las señales, sino un novio consentido y aceptado por los padres; un novio oficial. ¡Qué bien se conoce que D. Baltasar Rodríguez ganó mucho dinero á la abogacía y aún más con algunos negocios de minas en que estaba metido! D. Marcelino poseía un buen capital, pero tenía varios hijos, mientras D. Baltasar acumulaba riquezas para uno solo.

«Aquel era su tirano: un tirano consentido, amado, muy amado, pero formidable a veces. ¿Y cómo romper aquellas cadenas? A ella se lo debía todo. Sin la perseverancia de aquella mujer, sin su voluntad de acero que iba derecha a un fin rompiendo por todo ¿qué hubiera sido él? Un pastor en las montañas, o un cavador en las minas.

Algunas noches los dos ingenieros hablaban de su propia existencia. Watson tenía poco que contar. Educado en California, había empezado su vida profesional en las minas de plata de Méjico, donde aprendió el español, continuándola después en las del Perú. Finalmente había pasado á Buenos Aires, conociendo en esta ciudad á Robledo y asociándose á él para la empresa de Río Negro.

La noche anterior había cenado Aresti con unos cuantos contratistas de las minas, lo más distinguido de Gallarta; antiguos jornaleros que iban camino de ser millonarios y, no pudiendo coexistir con sus antiguos camaradas de trabajo, ni tratarse con los burgueses de Bilbao, se pegaban al médico acosándolo con toda clase de agasajos.

El primer día después de su llegada pasó largas horas en el laboratorio con su hermano, y en los siguientes recorrió de un cabo a otro las minas, examinando y admirando las distintas cosas que allí había, que ya pasmaban por la grandeza de las fuerzas naturales, ya por el poder y brío del arte de los hombres.

Las bocas de las minas vomitaban cada día más carbón, las fraguas despedían más humo, la locomotora dejaba más escorias á su paso al través de los campos. Pero lo más negro de todo lo negro que había en Laviana era Plutón. Aquel hombre ya no era hombre, sino un pedazo de carbón con brazos y piernas.

Verdad es que en tantas presas no gozan de cien partes la una, porque la mayor parte, consumida de los trabajos é incomodidades del camino hasta San Pablo, fallece antes de llegar, y los otros empleados en la labor de las minas ó en el cultivo de los campos, con poco sustento y muchos azotes y malos tratamientos, no estando por otra parte acostumbrados al trabajo, en poco tiempo se consumen y aniquilan; y por cédula real que he visto, que de trescientos mil indios cautivados en espacio de cinco años, no llegaron á salvamento al Brasil más que veinte mil.

Palabra del Dia

hociquea

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