United States or Norway ? Vote for the TOP Country of the Week !


La venta de las caricias, el robo del placer ajeno, el rompimiento de la fe jurada, el ultraje al nombre de esposo, el repugnante comercio del amor, que convierte el lecho en posada y la memoria en índice de liviandades. ¡Cuán tristes las que, comerciando con el amor, han de ofrecer la mercancía! ¡Cuán despreciables las que lo dan a cambio de joyas y de galas!

Los fenicios, que difundían con sus navegaciones las primeras obras de la civilización, se cobraban este servicio llenando sus barcos de mujeres raptadas, mercancía rica y de fácil transporte.

Pero el abate no quiere oír hablar de conferencias a bordo; se niega a desembalar su mercancía gratuitamente antes de la llegada al mercado. Se reserva para un teatro de Buenos Aires.

Sobre el zumbido confuso y monótono que producían los miles de conversaciones sostenidas a la vez en toda la plaza, destacábanse los gritos de los vendedores sin puesto fijo, agudos y rechinantes unos, como chillido de pájaro pedigüeño, graves y foscos otros, como si ofreciesen la mercancía con mal humor.

La generosidad de Salamanca es, en más de un caso, una mercancía que vende al público, para que el público le compre á él otra mercancía por un precio mayor; es un comercio hábil, habilísimo; este comercio necesita una táctica tan maestra, que casi, casi, tiene tanto mérito como la generosidad misma.

Allí, dentro del radio, sin temor al impuesto, se verificaba el bautizo, la multiplicación de la mercancía. Los carros de la sierra, grandes, de pesado rodaje y toldo negro, comenzaban a desfilar hacia la población, cabeceando como sombríos barcos de la noche. Otros más pequeños deslizábanse entre ellos, pasando ante el fielato sin detenerse.

Pero si el bolsillo contuviera bastantes monedas para asegurar de una vez mi fortuna; si el billete fuera un talon contra el Banco de Lóndres, y representara una cantidad que hiciera imposible la ruina; si la mercancía de la tienda, del café ó de la fonda, valiese menos que la del bolsillo ó el billete de usted, ¿cree usted que el hombre moral de Paris dejaria de ajustar la cuenta por los dedos; cree usted que dejaria de anotar en el libro de entrada la partida mayor?

Todo esto estaba oyendo Carriazo, el cual, viendo que ya Avendaño estaba acomodado y con oficio en casa, no quiso él quedarse a buenas noches, y más, que consideró el gran gusto que haría a Avendaño si le seguía al humor; y así, dijo al huésped: Venga el asno, señor huésped; que también sabré yo cinchalle y cargalle como sabe mi compañero asentar en el libro su mercancía.

El trazado de Miramar sería nuestra ruina, porque nos acerca a Sarrió, que, como usted sabe muy bien, tiene más importancia comercial y marítima que nosotros. En pocos años nos tragaría como una pepita de cereza. Además debe usted tener en cuenta que habiendo quince kilómetros desde el empalme hasta Nieva y doce solamente a Sarrió, ninguna mercancía dejará de preferir este punto para exportarse.

Pero el viejo zorro era entendido en negocios; sabía que, para dar valor a la mercancía a los ojos del comprador, hay que hacérsela desear.