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Actualizado: 5 de octubre de 2025


Cuando la escena pasa principalmente en la mucosa del útero, no es la brionia, sino el zumaque ó el arsénico..... Esto es justamente lo que el doctor Roth ha combatido en el tratamiento de esta afeccion, porque brionia no corresponde á los fenómenos generales, ni tampoco á los locales de putridez, de astenia prolongada, de piogenia. =E.= Meningitis y mielitis.

No si pensar que ha muerto de vergüenza, de celos, de despecho, de tristeza, de amor contrariado. ¡Singular patología! No, no sabemos nada... sólo sabemos cosas triviales. ¡Oh!, ¡qué médicos! Nosotros no sabemos nada. Conocemos algo de la superficie. ¿Esto qué es? Parece una meningitis fulminante. ¿Y qué es eso? Cualquier cosa.... ¡La muerte!

Cuando se aburría de las muñecas, tomaba su libro de cuentos, y llegaba el caso de referir lo que leía sin olvidar un detalle, condimentando su relación con observaciones propias, siempre atinadas. Don Bernardino, asustado de esta precocidad, hablaba con terror de la meningitis.

Tomo, pues, una determinación, que haré conocer al primero de esa bendita casa que llegue a mi puerta. , es claro. Como lo esperaba, Ayestarain estuvo este mediodía a verme. No pude menos que preguntarle por la enferma, y su meningitis. ¿Meningitis? me dijo ¡Sabe Dios lo que es! Al principio parecía, y anoche también... Hoy ya no tenemos idea de lo que será.

Pero he aquí que la joven hermosa se enferma, de meningitis o cosa por el estilo, y en el delirio de la fiebre, única y exclusivamente en el delirio, se siente abrasada de amor. ¿Por un primo, un hermano de sus amigos, un joven mundano que ella conoce bien? No señor; por . ¿Es esto bastante idiota?

El maligno tipo sabe más de lo que parece, y acaso, acaso... Pero vuelvo a lo de idiota, que es lo más seguro. ¿Feliz?... insistí sin embargo ¿Por el amor estrafalario que Vd. ha inventado con su meningitis? Ayestarain tornó a mirarme fijamente, pero esta vez creí notar un vago, vaguísimo dejo de amargura.

El doctor teme una meningitis y he pedido consulta. Hemos arrancado estas noticias a Lacante y todos se han despedido. Se veía que deseaba estar solo. Me ofrecí a quedarme toda la noche a su disposición, pero él no aceptó y me estrechó calurosamente la mano. Mi querido amigo me dijo con voz alterada, era encantadora y creo que me hubiera querido... me quería ya...

A ver, preciosa, cuéntame la historia de Pulgarito, o dime cuántos ríos tiene la República Argentina. A pesar de los temores del padre, la meningitis no vino; Susana creció, como un lirio, y a los diez y ocho años era una mujercita en la que todas las promesas de la niña habían madurado, a pesar del ambiente poco favorable en que la planta se desarrollara.

¡Locura que se ha sentado a horcajadas sobre mi corazón! ¡Después! ¡Cuando no tenga más delirio! ¿Pero estábamos todos locos en la casa, o había allí, proyectado fuera de mismo, un eco a mi incesante angustia del después? ¿Cómo es posible que ella dijera eso? ¿Había meningitis o no? ¿Había delirio o no? Luego mi María Elvira...

El tifus se cura con caldo y agua de Sedlitz; las meningitis más graves, con tratamientos antiflogísticos; las afecciones del corazón más rebeldes, con el método de Valsava; pero ¡ay! la tisis... No hay más que una enfermedad, sólo una, que ni el mismo Dios puede curar, si no es haciendo un milagro, y precisamente es ésa la que me arrebata a mi hija.

Palabra del Dia

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