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Actualizado: 19 de junio de 2025


La cosa es segura, muchacho. ¡Has clavado una pica en Flandes! Estábamos a fines de octubre, mediaba el otoño, y los campos reverdecidos por las lluvias hacían gala de sus follajes. Las mañanas eran límpidas, frescas, pródigas de luz; los crepúsculos breves, espléndidos, incomparables. Me placía vagar por los alrededores de Villaverde.

Ya veis que aquí no puede venir cualesquiera. Hay responsabilidá. Pitillos Quiso Amparo mudarse de taller, y solicitó pasar al de cigarrillos, donde le agradaba más el trabajo y la compañía. Entre el taller de cigarros comunes y el de cigarrillos, que estaba un piso más arriba, mediaba gran diferencia: podía decirse que este era a aquel lo que el Paraíso de Dante al Purgatorio.

Cuando don Álvaro callaba, ella volvía a sus miedos; se le figuraba que él también volvía a pensar en lo que mediaba entre ambos, en la aparición diabólica de la noche anterior, en el paseo por las calles, y en tantas citas implícitas, buscadas, indagadas, solicitadas sin saber cómo por él; cobarde, criminalmente consentidas por ella.

Por último, pasados tres meses de hospital, y cuando mediaba Enero del 34, fue declarado baja en el ejército, y el Virrey dispuso que se hiciera cargo de él su familia, si alguna tenía. En tal resolución no tuvieron poca parte las buenas amistades de Salvador.

Es usted muy desabrido dijo la Marquesa, permitiéndose un tono familiar que empleaba con todos los canónigos menos con don Fermín. Y hasta se propasó a darle con el abanico cerrado en la mano. Quería significar así su deseo de estrechar la amistad algo fría que mediaba entre el Provisor y los Vegallana. Bien lo comprendió y lo agradeció De Pas.

Desde el interior del cuarto, sólo se veía el muro de la torre de la Catedral, pues la calle que mediaba era sumamente estrecha; pero cuando me asomé al balcón, grata fué mi sorpresa al hallar que había delante del famoso templo una plazoleta con árboles, y que como aquella era la parte más alta de la ciudad, dominaba la vista las extensas y pintorescas vegas del contorno.

A las ocho de la mañana eché el bote al agua, y lo mandè en busca de la gente á tierra, y de todos ellos solo el contra-maestre y un marinero pudieron pasar el pantano para embarcarse en él, y los restantes, temiendo quedar ahogados en el fango, no se determinaron á pasar el pantano que mediaba entre ellos y el bote: los dos marineros, Eusebio Gonzalez y Manuel Alcain, al amanecer volvieron á emprender la descubierta del Rio Colorado, á los cuales les habia yo dado la señal de los dos árboles mencionados arriba.

El abismo que mediaba entre él y los Ocampos y Dávilas era tan ancho, tan brusca la transición, que no era posible por entonces hacerla de un golpe; el espíritu de ciudad era demasiado poderoso todavía para sobreponerle la campaña; todavía un doctor en leyes valía más para el gobierno que un peón cualquiera. Después ha cambiado todo esto.

Pero no se daba por ofendido; al contrario, sentía cierto deleite en que la mamá de su adorada le reprendiese, le tratase con tal excesiva confianza: le parecía que de tal modo se acortaba cada vez más la distancia que mediaba para ser su hijo. Pero la gran dificultad para esto y para todo en aquella casa era D. Pantaleón. No lo parecía.

Nunca salvó la distancia que mediaba entre el pueblo y la casa de su hermano tan rápidamente. Cuando llegó, Tomás estaba partiendo leña delante de la puerta. ¿De dónde diablos vienes tan temprano? le preguntó levantando la cabeza con sorpresa. Oye, Tomás, necesito hablar contigo de un asunto importante... Vámonos arriba. El molinero se inmutó visiblemente al escuchar estas palabras.

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