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Actualizado: 23 de noviembre de 2025


Al mismo tiempo se abrían la cátedras donde se explicaban las materias más indispensables para la vida: los orígenes de los pueblos semíticos; examen del código Gregoriano; el hombre en el terreno terciario, etc., etc. En la sesión de ciencias morales se debatían arduos e interesantes problemas: en la de literatura se leían versos tan arduos, aunque menos interesantes.

Además, era de París. «¡París!», suspiraba Elena, la menor, poniendo los ojos en blanco. Y Desnoyers se veía consultado por ellas en materias de elegancia cada vez que encargaban algo á los almacenes de ropas hechas de Buenos Aires. El interior de la casa reflejaba los diversos gustos de las dos generaciones.

Digo esto, no solo para explicar lo que pasa en mi espíritu, sino tambien para prevenir al lector contra la excesiva confianza en estas materias, sea cual fuere la opinion que se adopte.

Así por el reconocimiento de los ánimos de los súbditos les es cosa fácil buscar alborotos, y ponerlos en discordia y menosprecio de la persona del príncipe: de donde es necesario concluir, que no conviene á los intereses del estado que ningun principe se confiese, ni menos consienta lo haga alguno de sus confidentes, familiares, secretarios, consejeros y ministros principales, con personas que con tanto cuidado procuran espiar las materias de estado, y que se sirven de estas como de medio necesario para granjear la gracia de los príncipes; pues no faltan hoy religiosos, y hombres de vida y doctrina no inferior á la de estos padres, de quien se pueden valer, porque no entienden ni cuidan de otra cosa que del gobierno de las almas y de sus monasterios.

Desgraciadamente para nuestra Marquesa, el Conde de Alhedín no era hombre contra quien pudiesen valer artes tan sutiles. El Conde quizá gustaba de reposarse tranquilamente en la duda cuando se trataba de otras materias; pero en negocios de amor, gustaba de salir de la duda cuanto antes. Los coqueteos de Elisa no tuvieron, pues, el éxito que con otros hombres habían tenido.

Este Ferragut de quince años se mostraba descontento de la vida. Era un hombre, y tenía que vivir entre mujeres: su madre y dos sobrinas que le acompañaban haciendo encajes, lo mismo que ella había acompañado en otro tiempo á su suegra doña Cristina. Quería ser marino, y le obligaban á estudiar las materias antipáticas del bachillerato. ¿Acaso un capitán necesita saber latín?...

El pobre ser debatíase entre los brazos de los suyos con los horrores de la asfixia, tendiendo sus brazos hacia adelante. Un velo parecía flotar ante sus ojos, empequeñeciendo las pupilas. Su respiración tenía el burbujeo del hervor, como si en su garganta tropezase el aire con el obstáculo de extrañas materias.

El insensato dice: «¿qué me importan á esas cuestiones?» y se arroja al rio sin mirar por dónde. aquí al indiferente en materias de religion. El indiferente y el género humano.

En toda proposicion afirmativa se expresa la identidad del predicado con el sujeto; el uso autoriza estos modos de hablar, que sin embargo no dejan de producir alguna confusion cuando se trata de entender perfectamente estas materias.

Ahora, al notar la libertad con que se tratan ciertas materias y la manga ancha que tiene el autor para algunos deslices, dudo de que el señor deán, cuya rigidez de buena tinta, haya gastado la de su tintero en escribir lo que el lector habrá leído. Sin embargo, no hay bastante razón para negar que sea el señor deán el autor de los Paralipómenos.

Palabra del Dia

vengado

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