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Actualizado: 14 de junio de 2025
No sé si es espíritu lo que en él obra tales maravillas; no sé si es magnetismo, sonambulismo, electricidad ó cosa parecida; pero lo cierto es que hay en aquel hombre un instinto maravilloso, unas matemáticas que nadie le ha enseñado; unas matemáticas que vienen de Dios.
Cuando nos contentamos con la percepcion directa del espacio, del número, del tiempo, las ideas son muy claras, el entendimiento se siente lleno de robustez y energía, extiende ilimitadamente la esfera de sus conocimientos, levantando el edificio de las matemáticas y de las ciencias naturales.
Viviendo la mayor parte del día en el sótano donde la máquina civilizadora funciona, aquel hombre se había identificado con ella; formaba parte de su mecanismo; y la armazón ingeniosa, pero inerte, obra pura de las matemáticas, se convertía en ser inteligente cuando al impulso del monstruo movía sus ruedas, ejes y cilindros como si fueran órganos animados por recóndita vida.
Lo que es infinito bajo un aspecto, no lo es bajo otro; y de aquí procede lo que se llama órdenes de infinitos, y que tanto figuran en las matemáticas; pero repito que estas contradicciones no son susceptibles de explicacion si se atribuye á la idea de infinito un valor absoluto y no se le considera como la representacion abstracta de negacion de límite.
Gran amigo de M. de Lamartine, mi cuñado, dio por amistad lecciones de matemáticas a mi Alfonso. Era uno de estos monumentos antiguos que no quisiéramos jamás ver derrumbados. Amamos el tiempo cuando somos jóvenes, pero al llegar a viejos, el amor se convierte en veneración.
A primera vista nada mas especioso que la diferencia señalada entre las ciencias matemáticas y las naturales y morales.
El ingenio humano puede vencer a esa diosa meretriz que se llama la Fortuna. El alquimista tiene una llamita de ilusión en sus ojos, rojos de tejer y destejer las cifras: siniestra tela de Penélope que ha servido de sudario a tantos soñadores del número. Las matemáticas tienen tanta poesía como un bello soneto.
Hoy para hacer una alcantarilla se necesita por lo menos un ingeniero, un teodolito, media docena de banderolas, unos cuantos metros de papel tela, un plano, un proyecto, un expediente y un estuche de matemáticas.
Me acuerdo dijo Carlos con emoción . Y gracias que encontré quien me diera casa por un pequeño servicio de llevar cuentas. Luego tuve la dicha de tropezar con aquel coronel retirado, que me enseñó las matemáticas elementales. Bueno: no hay guiñapo que no saquen ustedes hoy a la calle observó Sofía.
Basta de matemáticas, digo yo ahora, pues me urge apuntar que Torquemada vivía en la misma casa de la calle de Tudescos donde le conocimos cuando fué á verle la de Bringas para pedirle no recuerdo que favor, allá por el 68; y tengo prisa por presentar á cierto sujeto que conozco hace tiempo, y que hasta ahora nunca menté para nada: un D. José Bailón, que iba todas las noches á la casa de nuestro D. Francisco á jugar con él la partida de damas ó de mus, y cuya intervención en mi cuento es necesaria ya para que se desarrolle con lógica.
Palabra del Dia
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