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Los marineros tendieron la red, y pescaron buen número de peces grandes, de buen gusto, semejantes al bacallao, aunque algunos dijeron era pejepalo. Sábado 12, quedándose indispuesto el Padre Quiroga en el navio, salieron los dos pilotos á marcar el sitio de las salinas, y se recogieron á bordo al anochecer, quedando en tierra dos soldados, que se apartaron demasiado.

Como que es cierto he querido provocar esta explicación para que usted no viva en el engaño. Después de lo de esta noche deseo que seamos amigos; amigos nada más; dos camaradas unidos por el agradecimiento. Pero para evitar la confusión, había que marcar nuestras respectivas situaciones.

Conviene marcar las épocas. El estilo severo de los Herreras y de los Moras persevera sin contagio hasta la segunda década del siglo XVII, en que el Bernino y el Maderno hallan imitadores entre los españoles, estimulados quizá de la proteccion concedida á Crescencio por el poderoso duque de Olivares.

El hombre debe buscar la conciencia de su grandeza en empresas más serias que los amores, los desafíos y las apuestas. La suerte le había eximido de la dura ley del trabajo dándole la riqueza, pero no por esto debía prescindir de marcar su tránsito por la vida con una actividad cualquiera, como lo habían hecho miles de predecesores, como seguirían haciéndolo millones de descendientes.

Don Pío no podía hablar de nadie sin extraerle toda su genealogía, sin hacer su retrato físico y su retrato moral, sin marcar el rasgo cómico o serio que podía tener, sin determinar el traje que usaba habitualmente, sin remontar en fin hasta la biblia, para presentarlo a propios y extraños.

Don Pedro representaba la paciencia, el humor igual, el respeto silencioso, en aquella casa tranquila y limpia, que únicamente perdía su calma monástica al presentarse el dueño por unos días, entre dos viajes. Cinta se había acostumbrado á las visitas del catedrático. Al marcar el reloj las tres y media presentía sus pasos en la escalera.

Yo creo que antes, lo mismo que ahora, y ahora lo propio que despues, la humanidad no ha sido, no es, no será, no puede ser nunca el Dios del mundo, ni de misma, ni de nadie, ni de un triste gusano, porque la humanidad no ha creado á nadie, ni al triste gusano, ni á misma, ni al mundo, ni puede hacer, ni decir una palabra en punto á marcar el último destino de las cosas, ese dia misterioso y sagrado, ese enigma supremo, oculto y recogido en el pensamiento del soberano artífice.

A los moralistas, a los economistas y a los legisladores toca buscar y encontrar los remedios. Toda la ambición del «Diario» que sigue es notar los signos y marcar las manifestaciones de ese mal. Aiglemont, 26 septiembre 1903 Abuela, abuela grité aquella mañana al salir de la cama, felicítame, porque hoy cumplo veinticinco años...

Lo que haremos para dar cuenta de los números al sordo mudo; lo que hace él propio para expresar el número que concibe, esto hacemos todos para dárnosla á nosotros mismos. Es un laberinto muy complicado; podemos recorrerle todo con seguridad de volver, si á medida que adelantamos, tenemos el cuidado de marcar el camino.

Al oír la campana, monsieur Jaccotot pareció sacudirse y despertar de un sueño... Dejó sobre la mesa el cuaderno... Sacó el pañuelo del bolsillo faldero del jaquet, pasóselo por la cara, guardolo de nuevo, y salió sin decir palabra... Era la primera vez, en sus doce años de enseñanza en el colegio, que se olvidaba de marcar la lección para la clase siguiente, antes de irse...