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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Apesar de la naturaleza concentrada y tímida del conde y de su escasa afición a las mujeres, Fernanda se dio maña para hacerle pronto su novio o al menos para hacerle pasar por tal a los ojos del público. El cual halló tal noviazgo perfectamente justificado. En Lancia no había otro marido para Fernanda ni otra mujer para el conde.
Era bajo de cuerpo y rechoncho, alto de hombros, y además tenía la mala maña de subirlos más, con un gesto de desprecio y de qué se me da a mí, hasta tocar con ellos sus enormes orejas, anchas como abanicos. Tenía la cabeza abultada, el cabello corto, los labios gruesos. Era además chato y horriblemente bizco.
A la derecha é izquierda del atrio están sobre cartelas á la altura de seis palmos Santa Engracia y Santa Mana Magdalena, estatuas del tamaño natural bastante regulares. En los lienzos contíguos al pórtico hay dos grandes cuadros al oleo, mal egecutados; el de la derecha representa la venida de Nuestra Señora del Pilar y el de la izquierda Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo.
Acabada la muestra, proponía las habilidades de su mono, diciendo al pueblo que adivinaba todo lo pasado y lo presente; pero que en lo de por venir no se daba maña.
Así te asemejas a cierto mercader que el Padre Ambrosio conoció en Roma, de quien contaba que se hizo retratar en escultura y en pintura, con trajes de todas las edades, hasta de aquella en que florecieron los Scipiones y los Favios. Con tan buena maña se formó larga serie de progenitores ilustres.
La general admiración hizo que acabase por familiarizarse con las misteriosas heridas. ¿Cómo serían éstas?... Se imaginó á su marido cojeando, con una mana en un bastón y la otra apoyada en su brazo. Formarían una pareja interesante. El porvenir les reservaba aún largas horas de felicidad. Ella le protegería y le alegraría con ternuras de madre y caricias de amante.
No estaban allí a la sazón más que tres redactores. Uno de ellos era el traidor Sinforoso Suárez. Sin decirles una palabra, cayó sobre ellos a puñadas y puntapiés, con tal maña y coraje, que no pudieron hacer resistencia. Cuando alguno se levantaba del suelo, un tremendo revés a mano vuelta le tumbaba de nuevo.
La primera escena nos ofrece á los amantes en tierno coloquio, y nos informa del medio de que se valen para que Enrique, á cualquiera hora y sin ser visto de nadie, penetre en el aposento de Blanca. Han separado una tabla de la pared, y puéstola de nuevo en ella con tal maña, que se hace invisible esa entrada secreta.
Les daba vergüenza así me dijeron por entrar visitarme y ofrecerme sus respetos por primera vez en ocasión tan triste; pues encerrados en su valle, del que no salían jamás sin un motivo de gran monta, un poco por ignorancia de los sucesos y otro poco por la maña de «dejar negocios para otro día...». En fin, allí estaban para que dispusiera de ellos a mi comodidad, como podía disponer de otros comparientes de allá, que no les habían acompañado, quién por falta de salud, quién por la de cabalgadura.
21 y sacaste tu pueblo Israel de tierra de Egipto con señales y portentos, y con mano fuerte y brazo extendido, con terror grande; 22 y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se la darías, tierra que mana leche y miel;
Palabra del Dia
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