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Actualizado: 20 de octubre de 2025


El bosque sin límites cubría los montes y llanuras; las sendas que serpenteaban entre los árboles eran muy raras y mal trazadas, obstruídas por hierbas y maleza; por eso, los salvajes utilizaban la superficie del arroyo para ascender ó descender por su cauce sobre el tronco de árbol vaciado que les servía de embarcación.

Luisa no daba señal alguna de vida; Kasper y Frantz conservaban una inmovilidad de piedra entre la maleza.

Para llegar a la isleta del cenador había un puente de piedra de fábrica suntuosa como todas las demás antiguas construcciones, pero igualmente deteriorado; el piso, formado por grandes bloques de granito, alguno de los cuales se había desprendido. En torno de la derruida columnata crecían algunas acacias y todo lo demás invadido por la yerba y la maleza.

El caballo saltaba al recibir los golpes del doctor, y los hombres de la escolta seguían a duras penas el trineo. Durante largo tiempo oyéronse los tumultos y clamores del combate, las descargas y el silbido de las balas que segaban la maleza; pero todo esto fue diminuyendo cada vez más, y al llegar a la parte baja del sendero, todo desapareció como si fuese un sueño.

De entre la maleza alta como los árboles, salen aquellas paredes tan hermosas, todas cubiertas de las más finas grecas y dibujos, sin curva ninguna, sino con rectas y ángulos compuestos con mucha gracia y majestad.

Hasta los pájaros huían de aquellos campos de muerte, tal vez por temor á los animaluchos que rebullían bajo la maleza ó por husmear el hálito de la desgracia.

En tal momento, Hans, el cuervo, volando por encima del abismo, pasó ante la puerta lanzando un grito ronco; oyose un ruido como de granizo desprendiéndose de la maleza y apareció el loco en el terraplén con un aspecto muy hosco; dirigió una mirada hacia el hogar, y exclamó: Marcos Divès, procura mudarte pronto. Te lo advierto porque estoy cansado de este desorden.

Pero aquella tentativa atrevida atrajo hacia ellos un peligro mortal. Una cuadrilla que registraba la maleza acababa de ver la lancha, y suponiendo que su marcha hacia la costa estaba relacionada con la fuga del penado, los canacos empezaron á dar gritos para reunirse y se dirigieron en amenazador semicírculo hacia el promontorio en que estaban refugiados los fugitivos.

El negro se había deslizado entre los brezos hasta llegar al derruido monumento, tras cuyas piedras se escondió; al poco rato quiso averiguar lo que hacían ó proyectaban sus perseguidores, á quienes vió separarse formando extensa línea y adelantar por la maleza en la dirección que él había tomado y que les había indicado Roger.

Es igual, Merweg, es igual; también los otros sembraron de huesos la maleza. ¡Y la Luna vio a sus mujeres arrancarse los cabellos durante tres días y tres noches! ¡Oh, qué horrible jornada! ¡Oh, los perros, se han ensoberbecido con su gran victoria! ¡Que la maldición caiga sobre ellos!... ¡Malditos sean! El loco había arrojado al suelo la corona y la recogió sollozando.

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