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Actualizado: 9 de septiembre de 2025


Del cura no digo nada; pero yo apostaré que debe de tener sus puntas y collares de poeta; y que las tenga también maese Nicolás, no dudo en ello, porque todos, o los más, son guitarristas y copleros.

No, ahora no dijo Bryce . Dirigiéndome a Flitton hice esta vuelta con la idea de que no sería malo que entrara de paso en vuestra casa, para deciros todo lo que sabía respecto al caballo. Supongo que maese Dunsey no ha querido mostrarse antes de que la mala noticia se hubiera disipado un poco.

Mi marido dice que yo ando siempre como si diera una en el clavo y tres en la herradura eso es lo que dice, porque es muy sutil , que Dios lo ayude. Pero no sería cómodo llamar a vuestra hermanita con un nombre tan difícil de pronunciar cuando no teníais nada importante que decirle, me parece a , ¿no es cierto, maese Marner? La llamábamos Eppie respondió Silas.

Yo no puedo saber nunca exactamente el sentido de lo que oigo en la iglesia, a no ser el de algunas frases salteadas; pero, sin embargo, yo que son buenas palabras, estoy cierta. Lo que os pesa en él corazón, maese Marner, es esto; si Aquel que está en lo alto hubiera hecho su deber para con vos, no os habría dejado nunca arrojar como un ladrón perverso, siendo, como erais, inocente.

Ha, repuso Candido, bien me acuerdo de haber oido decir á maese Panglós que antiguamente sucedian esos casos, y que de estas mezelas procediéron los egypancs, los faunos, los sátiros, que viéron muchos principales personages de la antigüedad; pero yo todo lo tenia por fabuloso.

No quería proporcionarle aquella satisfacción a Godfrey; prefería que maese Godfrey estuviera mortificado. Además, a Dunstan lo regocijaba la idea tan importante ante sus ojos de tener que vender su caballo, y además la ocasión de cerrar un trato, de hacer el fanfarrón y probablemente de engañar a alguien.

En cuanto a imaginarse que sois un personaje maligno y que hay más ciencia en vuestra cabeza de la que podríais revelar, no soy absolutamente de ese parecer, y eso es lo que les repito a los vecinos. Vosotros pretendéis les digo que maese Marner habría forjado un cuento; pues bien, eso es absurdo, en verdad.

También dijo maese Pedro desde dentro: -Muchacho, no te metas en dibujos, sino haz lo que ese señor te manda, que será lo más acertado; sigue tu canto llano, y no te metas en contrapuntos, que se suelen quebrar de sotiles.

Y, por hora, baste esto, y vámonos a ver el retablo del buen maese Pedro, que para tengo que debe de tener alguna novedad.

Maese Alfredo L'Ambert, antes de recibir el golpe fatal que le obligó a cambiar de narices, era, sin duda alguna, el notario más notable de Francia. En la época aquella contaba treinta y dos años; era de elevada estatura, y poseía unos ojos grandes y rasgados, una frente despejada y olímpica, y su barba y sus cabellos eran de un rubio admirable.

Palabra del Dia

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